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martes, 18 de julio de 2017

El suicidio, causa fundamental de muerte en este siglo

Por G_nkerbell

En el año 2000 se produjo una muerte por suicidio cada 40 segundos y un intento de suicidio cada 3. En el pasado 2014, de acuerdo con la OMS un millón 100 mil personas se suicidaron, lo que equivale a 4 mil muertes diarias, y que representa que entre 35 personas que lo intentaron al menos 3 murieron. Hoy, este fenómeno representa el 1,4% de la carga mundial de mortalidad y la conducta suicida en niños y adolescentes parece haberse incrementado en las últimas décadas. La palabra suicidio viene del latín: suicidium, de sui, sí mismo, y caedĕre, matar y es la manifestación más extrema de violencia,  por ser violencia contra sí mismo

La palabra suicidio viene del latín: suicidium, de sui, sí mismo, y caedĕre, matar y es la manifestación más extrema de violencia,  por ser violencia contra sí mismo. Las personas, al no encontrar otra alternativa, abandonan sus planes, sus ideales, sus ganas de cambiar al mundo, por una muerte rápida que los libre de una terrible carga. La conducta suicida se divide en tres categorías, la ideación suicida, que va desde ideas relacionadas con que no vale la pena vivir hasta planes bien definidos de autoeliminación, pensamientos intrusivos y repetitivos sobre la muerte autoinfringida, formas deseadas de morir y sobre los objetos, circunstancias y condiciones en que se propone morir; el intento suicida (parasuicidio), que hace referencia a las conductas que se realizan y cuya finalidad es la autoeliminación sin éxito alguno y el suicidio que se refiere a la muerte como resultado directo o indirecto de una acción cometida con pleno conocimiento del resultado.

Expertos en el tema aseguran que el suicida casi siempre dice o expresa sus planes, pero muchas veces las personas no son capaces de interpretar el mensaje o no lo toman en serio. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de septiembre de 2007, las tasas de suicidios se han incrementado claramente entre 1950 y 2000, esta entidad y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), han declarado que este fenómeno es responsable de más muertes al año que las producidas anualmente por el conjunto de todos los conflictos bélicos que asolan el planeta, constituyéndose en una de las principales causas de defunción en el mundo.

Estas organizaciones estimaron que en el año 2000 se produjo una muerte por suicidio cada 40 segundos y un intento de suicidio cada 3. En el pasado 2014, de acuerdo con la OMS un millón 100 mil personas se suicidaron, lo que equivale a 4 mil muertes diarias, y que representa que entre 35 personas que lo intentaron al menos 3 murieron. Hoy, este fenómeno representa el 1,4% de la carga mundial de morbilidad y la conducta suicida en niños y adolescentes parece haberse incrementado en las últimas décadas, por lo que representa ya, un problema de salud pública internacional. Los países anglosajones y asiáticos son los que mayores índices de intentos suicida y suicidio consumado presentan.

Según el investigador Josep Moya, el autor Durkeim, en su libro El suicidio, de 1987, resaltó que el suicidio era un fenómeno mucho más social que psicológico, ya que, según él, el hombre está desbordado por una realidad circundante que es la colectividad en la que está inmerso. Como ejemplo, el autor señala la influencia que tuvieron las crisis económicas sobre el suicidio, cuyos índices mundiales aumentaron.“El hombre que siempre lo ha esperado todo del porvenir, que ha vivido con los ojos puestos en el futuro, nada tiene en su pasado que lo consuele de las amarguras del presente, pues el pasado sólo ha sido para él una serie de etapas impacientemente atravesadas. Si este hombre que vive con su mirada en el horizonte, en lo que ha de venir, ve, de pronto, detenida su marcha hacia ese ideal, se encontrará con que no hay nada ni detrás ni delante de él que le sirva de soporte. En consecuencia, el desencanto y la depresión pueden hacer mella en él", resalta.

Los llamados factores de riesgo de la conducta suicida, implican riesgos fijos como el intento previo de suicidio, los factores genéticos, los de género, edad y etnia, el estado civil, la situación económica y la preferencia sexual y riesgos modificables como la ansiedad y la depresión, el acceso a los medios para cometer el suicidio, la interrupción de tratamientos médicos, el aislamiento social y las enfermedades crónicas. Se distinguen nuevos peligros como la personalidad del sujeto suicida, dígase de la agresividad, irritabilidad, baja tolerancia a la frustración, aislamiento social, desesperanza, impotencia, un bajo concepto de sí mismo, escasa capacidad para resolver problemas, resentimiento y necesidad de control externo.

También para algunas personas, vivir experiencias catastróficas o traumáticas puede implicar un pensamiento suicida, además de la dependencia de alcohol u otras drogas, antecedentes de abusos físicos o sexuales, del aislamiento social, de enfermedades somáticas dolorosas o discapacidades y de trastornos depresivos o esquizofrénicos.