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miércoles, 12 de julio de 2017

Groenlandia: reservorio contaminante

Por G_nkerbell

Groenlandia es una gran isla ubicada en la zona nororiental de América del Norte, entre el océano Atlántico y el océano Glacial Ártico. Políticamente está constituida como una región autónoma perteneciente al Reino de Dinamarca. Más del 77 % de su superficie está cubierta de hielo y se la considera como la mayor isla del mundo si no se incluye a la isla-continente de Australia. Es visitada cada año por miles de turistas que se dirigen a su territorio para practicar deportes de invierno y ser testigos de los imponentes paisajes naturales de la zona. Los investigadores tomaron muestras de múltiples ubicaciones de la superficie en la capa de hielo de Groenlandia y  al realizar su análisis descubrieron que las comunidades microbianas encontradas en esas capas de hielo tienen el potencial de resistir y degradar los contaminantes de manera eficaz sin que esto represente una disminución de sus poblaciones.

Este impactante estudio reveló que el hielo de Groenlandia contiene reservorios de mercurio, plomo, bifenilos policlorados e hidrocarburos aromáticos policíclicos. La capa de hielo de ese territorio se ve frecuentemente como un buen ejemplo de ambiente limpio y ajeno a la contaminación provocada por los seres humanos pero sin embargo, este estudio realizado por una universidad de ese territorio, arroja que los microbios han desarrollado potencial para resistir a grandes acumulaciones de agentes contaminantes emitidos a nivel mundial.

La directora del estudio, Aviaja Hauptmann de la Universidad de Groenlandia, destacó que esos contaminantes se acumulan en el Ártico y se almacenan principalmente en los ambientes congelados, lo que significa esencialmente que el hielo se convierte en reservorio de productos químicos altamente tóxicos. La investigadora añadió que con este trabajo espera que las personas puedan entender la manera en que interactúan los procesos biológicos con la contaminación en el Ártico ya que hasta el momento esta zona del conocimiento es bastante limitada, por eso el principal objetivo del estudio es que sus resultados representen un gran paso adelante en la comprensión y resolución de este delicado problema.

Los investigadores tomaron muestras de múltiples ubicaciones de la superficie en la capa de hielo de Groenlandia y  al realizar su análisis descubrieron que las comunidades microbianas encontradas en esas capas de hielo tienen el potencial de resistir y degradar los contaminantes de manera eficaz sin que esto represente una disminución de sus poblaciones.

Hauptmann  alertó sobre la necesidad de prestar más atención a la posible liberación de contaminantes antropogénicos en ese entorno ya que este cambia rápidamente. Como las capas de hielo se derriten debido al cambio climático, tienen el potencial de aumentar el nivel del mar y también la polución del ambiente a su alrededor a través de la liberación de otros contaminantes antropogénicos que se han acumulado durante tiempo en ellos.

El calentamiento global actual es similar al que provocó hace más de 400 mil años el deshielo de Groenlandia. Esta situación debe poner más alerta aún a la comunidad científica internacional que se ve obligada a atender este problema con la mayor inmediatez posible para evitar una cadena de reacciones adversas a la vida en el planeta.

Groenlandia es una gran isla ubicada en la zona nororiental de América del Norte, entre el océano Atlántico y el océano Glacial Ártico. Políticamente está constituida como una región autónoma perteneciente al Reino de Dinamarca. Más del 77 % de su superficie está cubierta de hielo y se la considera como la mayor isla del mundo si no se incluye a la isla-continente de Australia. Es visitada cada año por miles de turistas que se dirigen a su territorio para practicar deportes de invierno y ser testigos de los imponentes paisajes naturales de la zona.

Estas condiciones, contrario a lo que muchos pueden pensar, no evitan la proliferación de los microbios. En el año 2012 en uno de los lagos más remotos de la Antártida, y a casi 20 metros bajo la superficie helada, científicos de la NASA, del Instituto de Investigación del Desierto (en Reno, Estados Unidos; la Universidad de Illinois en Chicago, y otras 9 instituciones, descubrieron una importante comunidad de bacterias. Este descubrimiento de vida en uno de los hábitats más oscuros, salinos y fríos de la Tierra  fue muy significativo ya que ayudó a incrementar el hasta entonces limitado conocimiento de cómo la vida puede sostenerse en los ambientes extremos de nuestro planeta y más allá. Los científicos, que publican su trabajo en la revista PNAS, secuenciaron el ARN de varias muestras tomadas durante las expediciones a la Antártida entre los años 2005 y 2010. Esos resultados revelaron la existencia de al menos 32 tipos diferentes de organismos, pertenecientes a casi ocho grupos distintos de bacterias, algunos de los cuales no habían sido identificados con anterioridad.