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jueves, 13 de julio de 2017

María Antonieta, las dos caras de una reina

Por G_nkerbell

La vida de María Antonieta, reflejada por el autor austríaco Stefan Zweig, constituye una de las mayores biografías de la monarquía francesa. El libro posee 263 páginas que reflejan la historia de la Francia del siglo XVIII vista a través de los ojos de la  decimoquinta hija de María Teresa I de Austria, la princesa María Antonieta, que, mediante la alianza franco-austríaca, se convirtió en la esposa del heredero al trono francés. El autor describe la vida de la quizás demasiado joven reina austríaca, y la pompa y magnificencia del arte en la época de la Francia antes de la Revolución.

María Antonieta, una adolescente irreflexiva e ingenua que  llegó a ser reina de una de las naciones más poderosas de Europa, fue el objeto de inspiración del  escritor austríaco Stefan Zweig, para crear una de sus más valiosas biografías. El libro posee 263 páginas que reflejan la historia de la Francia del siglo XVIII vista a través de los ojos de la  decimoquinta hija de María Teresa I de Austria, la princesa María Antonieta, que, mediante la alianza franco-austríaca, se convirtió en la esposa del heredero al trono francés.

El autor describe ampliamente el proceso matrimonial de la, quizás demasiado joven austríaca, con el Delfín francés, Luis XVI, a quien describe como un muchacho rígido, desmañado y aturdido. Después del casamiento, que se realiza con toda la pompa y magnificencia de la época, se transforma la alocada muchacha de 14 años en la Dauphine francesa hasta la muerte del rey Luis XV, cuando por fin ocupa la envidiada posición de Reina Regente de Francia.

Sin embargo, solo hasta siete años después del matrimonio, consigue la pareja engendrar un heredero, pues, según el autor, María Antonieta no encontró en su esposo un hombre ni un amante. Después de su coronación como reina la joven María Antonieta, para nada interesada en la política, se dedica solo a ser la mujer más elegante, más coqueta, la mejor vestida, la más adulada y ante todo la más divertida de toda la corte. Su vida se resume en juegos, paseos, ropas elegantes y coqueteos en fiestas de disfraces, acompañada siempre por sus favoritos: la princesa de Lamballe, la condesa de Polignac. Así pues, después del nacimiento de su segundo hijo y Delfín de Francia, la reina se hace impopular, debido quizás al poder que ejercía sobre su esposo para que este satisficiera cada uno de sus caprichos. Se desata una campaña llevada a cabo, sobre todo, por el duque de Orleans, en la cual  le acusa de tener amantes, de despilfarrar el dinero público y de apoyar a su hermano José II de Austria.

Ya en 1789 la situación era insostenible. Se rumoraba que existían pruebas de la ilegitimidad de los infantes reales y se denuncia a la reina por excesivo lujo. Los monarcas abandonan Versalles pero, tras nuevos escándalos, son obligados a regresar. Después de otro inútil intento de fuga, se realiza un interrogatorio a la familia real, que vuelve a París escoltada por el Marqués de La Fayette. La asamblea Nacional acusa a María Antonieta de querer sumir a la capital en un baño de sangre y pide el derrocamiento del rey. El manifiesto de Brunswick, un ultimátum del ejército austro-prusiano dirigido a los revolucionarios franceses, inspirado por Hans Axel de Fersen, termina de atizar al pueblo.

Después del asalto a las Tullerías, la familia real es transferida a la prisión del Temple. Al descubrirse el armario donde el rey guardaba los documentos reales, se le acusa de traición y es ejecutado. María Antonieta también es interrogada y, aún con pocas pruebas, es acusada igualmente de traición y sancionada a la pena capital. Poco después, es guillotinada en la Plaza de la Concordia entre gritos de ¡Viva la República! Vuelve así una de las figuras más controversiales de la historia universal, que a pesar de sus fallos como gobernante fue una benefactora del arte en la Francia de su época y dio su mecenazgo a reconocidos artistas cuyas obras nos recuerdan en la actualidad la magnificencia y el detalle de la tierra gala. Retratada en las páginas de incontables autores, la joven reina se convirtió en objeto de inspiración del arte y la cultura de todos los tiempos.