¿Es realmente tan mala la pizza?
Cuántas veces recurrimos a comer pizza. Lo hacemos por diversas razones: tenemos prisa, estamos agotados y sin ánimos de cocinar o simplemente nos gusta. Este plato es una especialidad de la cocina Italiana y se ha convertido en algo demasiado popular. Hoy podemos encontrar cientos de tipos de pizzas y para colmo hasta las podemos combinar. El reproche más común que se le suele hacer a este platillo es que engorda demasiado, pero, ¿sabías que puede ser mucho peor que eso? Es importante que conozcas que ingerir este alimento muy frecuentemente puede dañar considerablemente tu salud debido a algunos componentes de sus ingredientes.
La base de la pizza es un pan plano elaborado con harina de trigo, que contiene almidón. Este es el responsable de aportar energías al organismo, que necesitarán ser gastadas porque de otro modo se convertirán en grasas y ganarás peso, pudiendo llegar a la obesidad. Por otra parte, los carbohidratos presentes en la harina refinada impiden que los nutrientes necesarios para el cabello sean absorbidos, por lo que pudieras acelerar o provocar una calvicie. Asimismo, puede causarte enfermedades cardiacas por aumentar los niveles de triglicéridos en la sangre y su exceso obstruye los conductos de las arterias, los cuales son los responsables del flujo sanguíneo hacia el corazón. En la sangre también hace su estrago por la cantidad de glucosa que aporta, lo cual puede llevar a desarrollar diabetes. La pizza también afecta el trabajo del sistema digestivo, por las grasas saturadas y los niveles de sal, provocando estreñimiento. Por si fuera poco, mientras más refinada sea la harina menos minerales y vitaminas le aporta al organismo.
Entonces, ¿Podemos comer pizza o no? Siempre que puedas evitarlo sería muy conveniente para tu salud. Si eres alguien muy adictivo a las pizzas te recomendaría que lo fueras evitando poco a poco y solamente las consumas ocasionalmente. Recuerda, no solo es dañina para tu salud, sino que ni siquiera le aporta nada positivo, excepto algo de energía que necesariamente tendrás que gastar si no quieres engordar o enfermarte. Pero ahí es que radica el problema, porque como habíamos mencionado antes, sucumbimos ante este platillo muchas veces por pereza, cuando estamos tumbados disfrutando de una película, en una plática con amigos o porque simplemente no queremos cocinar. Por tanto, es insólito pensar que después de degustar una irresistible pizza doble queso vamos a ir por una rutina de cardio. Mejor evitemos lo más posible las comidas dañinas y acudamos a alimentos más saludables.