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martes, 22 de agosto de 2017

La continuación al acercamiento religioso de la Cuba actual

Por G_nkerbell

Las expresiones religiosas que se han manifestado en la sociedad cubana actual hasta el reavivamiento significativo en la década de 1990; integraron un complejo panorama religioso por la cantidad, en especial, la variedad de orígenes, contenido de las ideas, modo de exteriorizarse, posiciones ante la sociedad y capacidad de influencia en diversos segmentos de la población. La Iglesia Católica, que posee más de 60 mil fieles, es uno de los pilares más fuertes del espectro religioso nacional. Cuenta con dos Seminarios y otros Centros de Información, además en su estructura de dirección posee tres Arzobispados y ocho Obispados, Comisiones Pastorales Nacionales y diocenarias, estructuras parroquiales e iglesias y casas de misión.

Las religiones cubanas de origen  africano por otra parte tienen de 60 a 80 mil practicantes. En el caso de la Regla Ocha-Ifá se organiza a través de la Asociación Cultural Yoruba que agrupa a más de 80 000 miembros y representaciones provinciales en proceso de formación; la Regla Conga o palo monte cuyas prácticas las realizan paleros individuales; la Sociedad Masculina Abakúa que agrupa a 22 000 miembros, organizados mediante su Consejo Supremo, el Buró Provincial de La Habana con seis burós municipales y 93 potencias y burós municipales en Matanzas y Cárdenas, con 58 potencias. Pero este variable y tormentoso momento histórico que fue la década de los 90 también favoreció un aumento de los dirigentes de culto, seminaristas y líderes religiosos, así como los rituales funerarios y de iniciación en las distintas religiones.

Entre estas podemos encontrar el islam, la iglesia ortodoxa, espiritualidades basadas en filosofías orientales como el reiki y el budismo, manifestaciones religiosas de poblaciones autóctonas latinoamericanas como la de los mayas o grupos indígenas de Brasil y otras como el martinismo, kyron, corrientes energéticas y prácticas de sanación. En este momento se puede decir que hubo un renacimiento del espiritismo anglosajón y francés, tanto en su versión más cercana a la sistematización Kardeciana europea y la norteamericana como las realizadas en Cuba con el cristianismo y las expresiones de origen africano. Con la presencia de 406 centros autorizados (según el sitio digital de la Sociedad Espiritista de Cuba) se comenzaron a agrupar y a organizar en sus distintas variantes: científica, de cordón, cruzado y espiritistas individuales.

También otra religión que goza de auge en la Cuba actual es precisamente el protestantismo, tanto el temprano tradicional o histórico como una diversidad de iglesias del protestantismo tardío. En un reciente estudio publicado en la página web Ciencias políticas cubanas. Análisis científico-político de Cuba el protestantismo cuenta con 54 iglesias Evangélicas y Protestantes con más de 150 000 feligreses, organizados en más de 900 templos y 1899 casas cultos autorizadas.

En un tercer escaño de esta pirámide de prácticas religiosas podemos mencionar otras tendencias que aunque de manera mucho más solapada han ido aumentando en popularidad entre la población a pesar de que su historia y evolución se encuentran bastante alejadas del desarrollo histórico-social de la nación. Entre ellas podemos hablar del Judaísmo de emigrantes hebreos provenientes de Estados Unidos y del continente europeo, con su tres tendencias judaicas agrupadas en la Comunidad Hebrea de Cuba con más de 1600 miembros, el vudú haitiano, religiones de braceros chinos y yucatecos, expresiones de corte filosófico religioso orientalista como la Asamblea Bahaí y la Sociedad Teosófica.

Finalizando el siglo XX, al ritmo del referido incremento religioso, se han conformado agrupaciones yogas, budistas e islámicas que se organizan en la Sociedad Islámica de Cuba (Musulmanes) con la presencia de 200 integrantes; la Sociedad de Autorrealización Yoga con 250 miembros;  Institución Soka Gakkai (budistas) con 400 practicantes; las Asociaciones Fraternales, representados en 11 órdenes, 1106 logias y más de 80 000 miembros; Iglesias ortodoxas griega y rusa, entre otros grupos religiosos no reconocidos, que suman aproximadamente 100. (Tomado de Página Web de Ciencias Políticas Cubanas: Acercamiento al panorama religioso cubano y matancero  Mirada desde la política del Partido)

Según la investigadora Ana Celia Perera, “la religión pudiera llegar a entenderse como una especie de termómetro de la manera en que se vive, se piensa y se siente en una sociedad. Lo religioso, visto desde su carácter contradictorio, dinámico y multideterminado es de cierta forma un parámetro valorativo del desarrollo y tensiones al interior de la sociedad, instituciones, grupos e individuos.”  “Es entonces  espacio ideal para acercarse a la subjetividad de sus portadores, vista desde las representaciones, los sentidos de vida, los significados, los valores, las cosmovisiones y todo el mundo espiritual que también conforman las creencias religiosas”.

Los cambios que se viven en todos los planos de la sociedad cubana actual no han sido ajenos a su refugio espiritual. Podemos entender a la multiplicidad de voces y de sentir como nuevas expresiones de nuestro contexto social, de los cambios en nuestra forma de pensar y actuar. Desde la academia y las instituciones autorizadas para ello es momento de fijarnos un poco más en estas nuevas manifestaciones religiosas que nos han llegado procedentes desde otras tierras, culturas, expresiones y cosmovisiones.

Los factores que han motivado a la población a sumarse a estos grupos de practicantes pueden ir mucho más allá de los expuestos en este trabajo. Se podría profundizar mucho más también en los proyectos sociales que llevan a cabo algunos de estos grupos y las maneras que han encontrado de filtrarse en barrios humildes o de la periferia donde las religiones de raíz africana gozan de mayor popularidad. Lo cierto es que estas prácticas se han mezclado unas con otras en el cuadro de la religiosidad cubana. Cada una de ellas se encuentra atravesada por concepciones, ideas o experiencias procedentes de otras corrientes religiosas.