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domingo, 20 de agosto de 2017

¿Prensa impresa o digital en España?

Por Yamy

La prensa plana vive en constante crisis existencial bajo amenaza desde que surgieron los medios digitales. El sistema de medios de España no está exento de este fenómeno contemporáneo, ha vivido etapas difíciles con dramáticas reducciones en las plantillas de los recursos humanos en un contexto general de recesión económica y de descenso de la inversión publicitaria. También se le suma la crisis estructural de la industria mediática y su inadaptación a las tecnologías y a mercados emergentes. Sin embargo, también la prensa digital se ha visto afectada porque sus campañas publicitarias han reportado este año bajos ingresos.

Desde hace bastante tiempo vaticinaron el fin de los medios impresos por la creciente proliferación de lo digital. Cuando llegó internet, los medios tradicionales tuvieron que reinventar su modo de hacer periodismo, y casi desde el propio inicio de la migración hacia la virtualidad, se ha desarrollado una ardua batalla por dominar los espacios de información. No obstante, aunque muchas editoras y periódicos históricos impresos se han visto bajo amenaza y han sido arrinconados por otra generación de lectores y nuevas formas de consumo, lo digital también tiene debilidades y lo impreso, fortalezas.

Antes la lógica era pensar que la prensa escrita dejaría de existir, pero luego la realidad impuso que solo dejaría de ser un producto exclusivo dirigido a las mayorías. La circulación de todos los periódicos que se publican en España ha caído en picada durante la última década al mismo tiempo que se ha registrado un constante crecimiento de los medios de comunicación en internet. El negocio tradicional ha confiado, cada vez más, su futuro a la red, donde esperan encontrar todo el sustento posible.

Muchas son las ventajas del universo digital, pero obtener ingresos en un entorno con tanta competencia resulta bastante complicado. Algunos reportes recientes han evidenciado que en España ningún gran grupo de prensa ha logrado que sus ingresos digitales alcancen el 50% de su facturación total. El porcentaje ha aumentado sin parar durante los últimos años, aunque el crecimiento se ha ralentizado considerablemente durante el primer semestre de 2017 con respecto a años anteriores.

Con estos síntomas se puede concluir que la prensa de papel no desaparecerá tan pronto como se estimó. Es cierto que desde hace unos años se ha registrado un paulatino descenso de la inversión publicitaria en la prensa plana, y un constante incremento de la digital. El problema es que el trasvase no ha sido tan rápido como los expertos intuían, y esto ha beneficiado a los periódicos para mantenerse con vida.

La recaudación por venta de ejemplares cada vez es menor y los beneficios que se obtienen a través de internet no son tan altos como los que se conseguían antes de la crisis del papel, algo que explica la debilidad de las grandes empresas que se han visto obligadas a recortar considerablemente los costes de producción y a prescindir de cientos de trabajadores.

El negocio digital tiene cada vez mayor peso, pero también influye que la prensa plana mantiene una cuota de mercado significativa, y allí es donde se encuentran los consumidores de toda la vida, tradicionales, que se resisten a migrar a las nuevas TIC. Durante el primer semestre de este año en España, los anunciantes dedicaron al papel un poco más de 251 millones de euros, mientras que en internet el gasto fue casi en los 290 millones. La diferencia no es considerable, y por supuesto es solo una mala racha de la cual saldrán airosos.

Sin embargo esto no significa la prensa escrita de verdad vaya a desaparecer, pero sí, quizás, sea necesario adecuarse a los nuevos lenguajes digitales y que la edición impresa pase a un plano secundario, como apoyo. Algo similar sucedió con el cine frente a la llegada de la televisión, y no obstante, a pesar de los pronósticos del exterminio de la gran pantalla, ambos son exitosos, coexisten en su propio espacio y a veces hasta se cruzan, se complementan.