Enviar por email

tu nombre: email destino: mensaje:
Nombre de Usuario: Email: Contraseña: Confirmar Contraseña:
Entra con
Confirmando registro ...

Edita tu perfil:

Usuario:
País: Población: Provincia:
Género: Cumpleaños:
Email: Web:
Como te describes:
Contraseña: Nueva contraseña: Repite contraseña:

viernes, 25 de agosto de 2017

Un dulce camino para las impresiones en 3D

Por Elizabeth Almeida

La impresión en tres dimensiones es una tecnología que promete convertirse en un nuevo polo de innovación. Esta técnica ya causa una fuerte impresión en sectores tan dispares como la fabricación de piezas para naves espaciales o la manufactura de juguetes sexuales. Incluso en el mundo de la cocina existen  varios restaurantes que tienen como particularidad que imprimen sus menús o máquinas diseñadas para el hogar capaces de crear pizzas por capas. En Bélgica esta innovación se llevó un paso más adelante y en el pasado año 2016 nació Miam Factory, un negocio que se dedica a imprimir y vender productos chocolateros en 3D.

Gaëtan Richard, el creador de esta revolucionaria idea aclara que la compañía se dedica a fabricar piezas por encargo ya que es el propio cliente quien decide que es lo que desea comparar. Francés, doctor en química y cocinero, Richard lleva diez años en suelo belga y trabaja para la Universidad de Lieja, donde en el 2015 se fundó el Smart Laboratory Lab, un departamento multidisciplinar consagrado a la innovación culinaria a través del empleo de las nuevas tecnologías.

Es allí donde Richard se asocia con François Chasseur, un “maker” encargado de modificar impresoras 3D para plástico y convertirlas en aptas para trabajar con cacao líquido y estos son los padres fundadores de la “start up” Miam Factory. Richard no considera que su negocio represente una amenaza para los negocios tradicionales de los chocolateros belgas sino que les va a permitir incluir en su diario nuevas técnicas con las que trabajar y sacar mejores resultados.

Actualmente, la  Miam Factory  dispone de siete dispositivos que generan capas de hasta dos milímetros de altura de chocolate blanco, negro, con leche y rubio, tratados previamente para conseguir la temperatura y consistencia precisa atendiendo a los parámetros de cada uno de estos tipos. Esta técnica desafía la imaginación y permite lograr figuras que serían imposibles de conseguir usando moldes. El químico también asegura que el resultado de sus productos es de mayor calidad que el que se puede obtener con las otras impresoras 3D disponibles en el mercado, como la CocoJet de 3D Systems o la Choc Creator V1 de la Universidad de Exeter.

En su todavía joven vida, Miam Factory ha trabajado para clientes muy influyentes en sus respectivos campos como la multinacional química Solvay, el reconocido fabricante de ron Bacardi, o la eléctrica Elia, pero también para particulares que desean crear detalles especiales para eventos como una boda o un cumpleaños. Los precios de las piezas están comprendidos entre los 12 euros por un logotipo de chocolate sencillo y pequeño y pueden alcanzar los 120 para creaciones más complejas y de mayor tamaño. Entre los planes inmediatos de Miam Factory es mudarse a un almacén expresamente diseñado para sus creaciones chocolateras, con la temperatura adecuada y unas 30 impresoras y máquinas para el empaquetado de los productos.

En Bélgica la industria del cacao se remonta al siglo XVII y las cifras actuales develan que la nación factura anualmente 4,000 millones de euros y emplea a unas 7,600 personas en esa dulce industria. El chocolate belga goza de fama mundial, gracias a la tradición que impone una ley fuerte para  su producción. Aunque una norma europea autoriza el uso del 5 % de grasa vegetal que no proviene de manteca de cacao, la mayoría de los fabricantes de chocolate artesanales sigue respetando “la pauta del 100 %”. La calidad de este chocolate se garantiza por el sello de calidad del Estado belga, que se llama “Ambao”.

Una de las especialidades más famosas de Bélgica son sin duda alguna los bombones. Se dice que son inventados por Jean Neuhaus junior en 1912. Tres años más tarde habría inventado la caja de chocolates que garantiza que el chocolate mantiene su temperatura después de la compra. Hoy en día existen cerca de cien diferentes tipos de bombones, que se dividen en categorías, tales como: manons (bombones rellenos de una crema de vainilla, mantequilla y un pacán, envueltos en chocolate blanco), trufas, bombones con nata, con mazapán y con licor.

Otras de sus archiconocidas delicias son los Cuberdons, un tipo de bombón de color rojizo o cárdeno y aromatizado con el sabor de frambuesas. Los bombones son elaborados con almíbar y goma arábiga. Los cuberdons están reconocidos como producto regional belga y en Flandes se los llama neuzekes (o narices en español).