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domingo, 20 de agosto de 2017

Un verano tortuoso en casa del Barça

Por Jhonah

Los títulos del Real Madrid en la Liga Española y la Champions anunciaban el comienzo de un largo verano para el Barcelona, cuya campaña, gris e inestable, solo le dejó el cetro en la Copa del Rey. Sin embargo, jamás se pensó en Can Barça que los días desde junio hasta agosto resultaran tan tortuosos, con sucesivos capítulos de infortunios que incluyen fuga de jugadores trascendentales, resultados muy por debajo de las expectativas, dudas sobre el juego y los esquemas del nuevo entrenador, y muchas complicaciones para fichar en un mercado inflado, en el que cualquier futbolista puede irse por encima de los 100 millones.

Al inicio del período estival nadie imaginaba que Neymar no vestiría de azulgrana en la venidera campaña, por lo que la estampida del brasileño cayó como un jarro de agua fría en las huestes catalanas. El PSG se apareció con un cheque de más de 200 millones para llevarse al crack sudamericano, quien optó por el cambio de aires en aras de convertirse en el líder de la armada parisina. La partida de Neymar agravó la condición del Barca, pero en realidad ya el sistema del conjunto mostraba fallas desde la temporada anterior. La excesiva dependencia del tridente ofensivo y la decadencia de una línea medular muy vulnerable lastraban al once, que de cara a la venidera contienda necesitaba solucionar esos problemas.

A solo un par de semanas del cierre del mercado, el Barcelona no ha resuelto convincentemente ninguna de sus lagunas, a pesar de concretar los fichajes de Nelson Semedo y Paulinho, además de recuperar a otros cedidos como Gerard Deulofeu. Tras varios choques de pretemporada y los dos estrepitosos descalabros contra el Real Madrid en la Supercopa de España, el club de la Ciudad Condal ha agrandado sus heridas, con un mediocampo descompuesto en el que Iniesta ya no carga los galones de antes, Busquets retrocede más disimuladamente, Sergi Roberto no tiene la confianza de muchos y André Gomes deambula cual fantasma sin brújula. Solo Rakitic se salva de la crisis, de la que también son protagonistas los desaparecidos Rafinha y Arda Turan, dos baluartes que suponía ofrecerían sudor, sangre y goles, pero solo han pasado mucho más tiempo entre lesiones y dudas por su entrega.

Por si fuera poco, el Barca no ha mostrado tino en las negociaciones por distintos cracks que pueden maquillar un poco la dinámica del plantel. Su primer fracaso fue Marco Verratti, y ahora se enfrentan a los enormes muros de contención del Liverpool y Borussia Dortmund que protegen a Coutinho y Dembelé, respectivamente. Estos dos equipos piden más de 100 millones por sus perlas y buscarán exprimir al máximo a los catalanes, a sabiendas de que tienen dinero en las arcas y cierta desesperación por fichar cuanto antes. Jugadores de este tipo serían un bálsamo para el seguidor culé, desilusionado y envuelto en un mar de incertidumbre por el futuro del conjunto. De momento, todo parece indicar que comenzarán la Liga con los mismos huecos en el once, sin obviar que Messi estará solo en el ataque, pues Luis Suárez se lesionó y permanecerá un mes fuera de los terrenos. Son más y más motivos para preocuparse en Can Barca, donde esperan que el verano termine ya y la temporada no se haga demasiado larga.