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martes, 26 de septiembre de 2017

A Francia no le gusta la reforma laboral de Macron

Por ElizabethF.

Los franceses han tomado las calles, una vez más, en un país donde ya son habituales las protestas contra las decisiones del actual gobierno. Esta vez, más de 150 mil parisinos marcharon por las calles de esa capital europea, para mostrar su rechazo a la reforma laboral impulsada por el gobierno de Emmanuel Macron. La movilización fue convocada por el movimiento Francia Insumisa. El jefe de esa organización izquierdista y ex candidato presidencial, Jean-Luc Melenchon, calificó de exitosa a la protesta, que comenzó en la histórica Plaza de la Bastilla, y culminó en la República con un mitin central. El líder aseguró, además, que las protestas contra el nuevo reglamento apenas están comenzando. Se espera para el próximo sábado un cacerolazo en ciudades y pueblos a lo largo y ancho del país, más allá de la capital.

El nuevo Código de Trabajo, que muchos detractores consideran un “golpe de estado social”, entró en vigor este fin de semana, y según informó el jefe de Estado el propósito del gobierno es implementar todas las modificaciones propuestas a partir de enero de 2018. Entretanto, el Parlamento analizará el texto desde el 20 de noviembre para que obtenga carácter de ley.

Las reformas están dirigidas a introducir más flexibilidad en el mercado de trabajo, lo cual en la práctica significa mayor poder para los empleadores, en un país donde la tasa de desempleo se mantiene cerca del 10 %. Melenchon y muchos sindicatos franceses argumentan que la ley va demasiado lejos en el debilitamiento de la protección de los trabajadores. “El contrato de trabajo ya no será una salvaguarda, sino una especie de trapo de papel”, advirtió.

Macron dice que el cambio es necesario para que Francia pueda competir en la economía global. Firmó la reforma, contenida en cinco órdenes ejecutivas, ante las cámaras de televisión en una novedad de inspiración estadounidense para un presidente francés.

Las nuevas medidas están diseñadas para dar a los empleadores más libertad para negociar la remuneración y las condiciones directamente con sus trabajadores, mientras que hace que sea más fácil y menos costoso deshacerse del personal. Las pequeñas empresas, en particular, tendrán más opciones para negociar las condiciones salariales y de trabajo directamente con su personal, en lugar de estar sujetas a los convenios colectivos de la industria celebrados por los sindicatos o los límites impuestos por el código laboral nacional.

También se ha fijado un tope sobre el monto de la compensación otorgada por los tribunales en casos de despido injustificado, una demanda clave de jefes que se quejan de que los casos judiciales largos y costosos les disuaden de contratar personal. Otra medida facilita las regulaciones que rigen cuándo y por qué las empresas pueden despedir a los trabajadores.

Los manifestantes también están enojados con lo que Melenchon ha llamado la forma “autoritaria” en la cual Macron impuso las reformas. Utilizó un procedimiento especial que le permitió al gobierno cambiar la legislación laboral mediante orden ejecutiva, antes de pasar por el largo debate para aprobar la ley en el parlamento.