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martes, 12 de septiembre de 2017

A Trump no le gustan las sanciones "blandas" contra Corea del Norte

Por YCC

Estados Unidos ha abandonado sus planes de guerra económica total contra Corea del Norte que tenía previsto como represalia ante el ensayo nuclear (el sexto y más potente) que realizó el país asiático el reciente 3 de septiembre. El periódico español El Mundo afirma que tal decisión se ha impuesto por la necesidad de evitar el veto de Rusia y China en las Naciones Unidas. Estos dos países abogan por resolver el conflicto a través del diálogo para salvaguardar la estabilidad en la región asiática.

En tal sentido, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó por unanimidad una rigurosa resolución que incluye sanciones encaminadas a dañar con severidad a la economía de Corea del Norte, pero resultan en cierto modo medidas indulgentes ante las radicales incluidas en el borrador presentado anteriormente por Estados Unidos porque podrían haber provocado el colapso económico o la hambruna en Corea del Norte. De acuerdo con la fuente, el cumplimiento del nuevo régimen impuesto a Pyongyang también queda en buena medida en manos de China, el país que presuntamente mantiene al gobierno de Kim Jong-un.

Las medidas clave para “castigar” a Corea del Norte son tres y están dirigidas, en primer lugar, a limitar a solo dos millones de toneladas el máximo de productos derivados del petróleo que puede importar esa nación asiática. También la ONU establece la prohibición a cualquier país de comprar allí productos textiles; e impone, además, la necesidad de pedir autorización para que los gobiernos interesados puedan congelar activos de empresas navieras cuyos barcos en ruta a Corea del Norte se nieguen a someterse a inspecciones para comprobar si llevan materiales prohibidos, como, por ejemplo, componentes para misiles o armas nucleares.

Las disposiciones adoptadas por la ONU suponen tres duros golpes a la economía norcoreana; sin embargo, los analistas refieren que están muy lejos del objetivo que tenía en la mira el gobierno de Estados Unidos. Las regulaciones consistían en imponer un crudo bloqueo económico a la dictadura de Kim Jong-un, una situación que podría devolver la hambruna de los años 90 a los habitantes de Corea del Norte, como cuando se produjo la ruptura de la Unión Soviética y los dejó sin ayuda externa. Por aquel entonces, aproximadamente tres millones de personas, uno de cada ocho norcoreanos, murió de inanición o de enfermedades vinculadas.

Las medidas de Washington también incluían congelar los activos que Kim Jong-un tiene fuera de Corea del Norte y prohibirle viajar al extranjero, así como dificultar la exportación de petróleo crudo a ese país, congelar los activos de la aerolínea Air Koyo, autorizar el uso de la fuerza en las inspecciones de los barcos, y obligar a retornar al país a los aproximadamente 60.000 ciudadanos norcoreanos que actualmente trabajan en 50 países del mundo, y que suponen una importante entrada de ingresos porque envían remesas por valores de entre 1 500 y 2 300 millones de dólares (unos 1 400 a 2 150 millones de euros).

Medios de comunicación manifiestan que la imposición de esas medidas no fructificó porque China y Rusia habían declarado estar dispuestos a usar su veto en el Consejo; de modo que la embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, ha tenido que llegar a un acuerdo y desistir en su proyecto de castigo. No obstante, las sanciones que aprobó la ONU pueden conseguir tener un gran impacto sobre el gobierno de Kim Jong-un y su pueblo. Después del carbón, la industria textil es el pilar más fuerte de su economía. Su exportación supone un 19,4% de todas las ventas al extranjero.

En el actual panorama, habría que ver si las sanciones puedan disuadir a Kim Jong-un de abandonar su programa nuclear y de misiles. Hasta el momento, muchos piensan que no desistirá porque las medidas impuestas no son lo suficientemente estrictas. Por tanto esperamos que Estados Unidos continúe exigiendo y presionando para que Corea del Norte renuncie a sus armas atómicas.