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miércoles, 20 de septiembre de 2017

Alarma en Birmania ante la persecución de los rohingya

Por LauraB

El grupo étnico musulmán rohinyá está siendo exterminado y aniquilado por las fuerzas militares de Birmania. Al menos así están sonando las alarmas. La Organización de Naciones Unidas (ONU) señaló que 400 mil miembros de esa etnia, contando numerosos grupos de familia, tuvieron que salir de sus hogares por miedo a la represión. Estos estaban localizados en el estado de Rakáin. La cuestión aquí es de índole religiosa. La mayoría en Birmania es budista y solo eso dio luz verde a la persecución contra los rohinyás. El propio Alto Comisionado para Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Zeid Ra’ad al Hussein, dijo recientemente que ello calificaba perfectamente como un caso de “limpieza étnica”.

 

Investigaciones compartidas en el Times precisan que este grupo profesa el islam sunita. Como es mal visto han tenido que refugiarse por años en el estado pobre de Birmania. Estas comunidades tienen un lenguaje propio y diferente al resto de las comunidades en el país.

Para que tenga una idea: ni el propio gobierno de ese país asiático –conocido como República de la Unión de Myanmar-, considera a los miembros de los rohinyás como ciudadanos. De hecho, los califica como inmigrantes. Cuando las autoridades realizaron el primer censo no contemplaron a lo del grupo étnico-religioso dentro de sus datos. Muchos tuvieron que inscribirse como ciudadanos de Bangladesh.

Es increíble que cosas como estas sucedan todavía. La intolerancia religiosa no es una cuestión de juego. Mucho más cuando se habla de un grupo étnico cuyos orígenes vienen desde el siglo XV. Su nombre es por el lugar que ellos dicen es su hogar: Rohang.

La exclusión de este grupo es un hecho que está activando las alarmas en la nación asiática. La situación estalló ahora, pero desde el año 1962 cuando los militares tomaron el gobierno, todas las administraciones han instaurado una política de privación de los derechos esenciales de los rohinyás. Dos décadas después del suceso, aprobaron hasta una ley que no los contemplaba como parte del centenar de grupos étnicos reconocidos por el gobierno birmanés. Esto es alarmante porque como no son reconocidos, no pueden asistir a los centros educativos ni recibir atención hospitalaria. Tampoco pueden viajar y a veces se les impide el derecho de tener descendencia. Solo pueden concebir dos hijos.

La situación ha sido reclamada por varios gobiernos de la región como Indonesia, Malasia, Pakistán y Turquía. Hasta la Premio Nobel de la Paz Malala Yousafzai están pidiendo a la comunidad internacional que reaccione ante los hechos para evitar más violencia.