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martes, 19 de septiembre de 2017

Alerta con los triglicéridos

Por Yamy

Los altos niveles de triglicéridos en la sangre son considerados un importante factor de riesgo de infarto cardiovascular o de accidente cerebro vascular (ACV). Los médicos explican que se trata de un tipo de grasa que se encuentra de forma natural en la sangre, pero cuando alcanza niveles anormales dispara todas las alertas clínicas porque a largo plazo puede provocar graves consecuencias y desencadenar distintas enfermedades mortales. Es por eso que no debemos obviarlo cuando un análisis de laboratorio nos revela que este índice ha excedido su norma.

Determinar el valor de los triglicéridos en sangre no es complicado, pero tomar las medidas necesarias siempre parecen imposibles, sobre todo porque resulta asintomático y le restamos importancia. Al principio no duele, no escuece, no es perceptible a la vista, por tanto las personas suelen verlo como un problema menor, sin valor, y por más que los médicos hagan hincapié en su silencioso, pero devastador paso, solo tomamos medidas cuando de verdad se hizo crónico y ya ha llegado alguna afección asociada. También sucede que las rutinas actuales, junto a las comidas, tienden a favorecer hábitos poco saludables. Y aunque tener altos los triglicéridos puede ser también afín a la genética, o a tratamientos medicamentosos, casi siempre es evitable. Solo basta reconocer que adoptar una vida sana y activa puede ser más beneficioso de lo que esperamos.

En primer lugar, hay que conocer el origen. Cuando comemos nuestro cuerpo utiliza los nutrientes necesarios para obtener energía y realizar las funciones vitales; pero cuando comemos en exceso y somos sedentarios, ese excedente de energía se va acumulando en forma de triglicéridos en el tejido adiposo. Es decir, la grasa. Los triglicéridos circulan por el torrente sanguíneo, y se depositan en el hígado y en los músculos para ser utilizados como fuente de energía; pero cuando realizamos ejercicio físico el músculo utiliza primero las reservas de glucógeno (azúcares) y luego los triglicéridos. Es por eso que si no nos ejercitamos se acumula el exceso de triglicéridos y conlleva a generar alteraciones metabólicas.

Clínicamente, se considera que los triglicéridos presentes en la sangre son normales cuando su valor es inferior a 150 mg/dl. Sin embargo, para determinarlo solo se puede saber haciendo exámenes de laboratorio, pues los niveles altos de triglicéridos no causan síntomas.

Evidentemente se puede tener los triglicéridos altos y estar “no obeso”, pero esos son los menos casos y probablemente esté relacionado con algún padecimiento que debemos buscar. Sin embargo, si ya existe al menos obesidad abdominal se impone entonces tomar en serio un plan nutricional para lograr el descenso de peso, y con ellos los valores de grasa en la sangre. Será preciso limitar los azúcares simples, las bebidas alcohólicas y las gaseosas, los jugos y refrescos azucarados, las harinas refinadas, las golosinas, el pan blanco, y por supuesto reducir el consumo de comidas hipercalóricas ricas en grasas.

No es fácil y cuesta mucho sacrificio contener el ansiedad y aprender a comer distinto dándole protagonismo a los alimentos naturales, pero se puede conseguir con fuerza de voluntad y con el propósito de prologar más la vida, de hacerla plena. Como bien se viene diciendo hace tiempo, los vegetales son ideales para mantener la salud, eso y las proteínas limpias. Pero en realidad se puede comer de casi todo siempre cocinando sin grasas añadidas, usando el horno y la cocción al vapor. Y no dejará de ser comida sabrosa, todo está en cómo lo preparemos. Evidentemente, los alimentos procesados no son una buena opción, es cierto que puede sacarnos de un apuro, si quiere verse así; aunque en 15 o 20 minutos también se puede preparar un plato sano y nutritivo, utilizando, por ejemplo, gran cantidad de vegetales, algún carbohidrato complejo y un buen filete de carne de vaca o de pollo a la plancha. No solo será un menú libre de conservantes y otros químicos dañinos, sino que puede ser exquisito y dejarnos satisfechos por bastante tiempo.

También es importante modificar los hábitos, evitar el picoteo constante, disminuir el tamaño de las porciones, y sobre todo, respetar las cinco comidas del día. Esto es fundamental, es preciso desayunar, almorzar y cenar, más dos meriendas, de ese modo, aunque comamos menos cantidad al hacerlo cada tres horas, aproximadamente, lograremos cubrir la necesidad calórica sin sentir que nos morimos de hambre. Saltarnos una comida es un error muy frecuente que nos produce mucha ansiedad y terminamos comiendo lo que primero vemos. Es clave evitar el descontrol.

Los alimentos más recomendables son los que sean altos en fibras, presentes en las frutas, las verduras y los granos enteros, también el pescado, las carnes magras y los lácteos descremados. Pero nada de esto sería ideal sin el ejercicio físico, pues ayuda mucho a bajar los niveles de triglicéridos y el azúcar en sangre, y por tanto colabora con el control de la presión arterial y favorece el descenso de peso.

Por supuesto existen medicamentos que aceleran la disminución de los triglicéridos, pero esa sería una medida en vano si no cambiamos radicalmente nuestros hábitos. Si eso no sucede bastará con terminar el tratamiento para volver a debutar, y lo que es peor, con el tiempo las arterias envejecerán prematuramente, perderán elasticidad, se volverán más estrechas, y el fluido de sangre será complicado. Como consecuencia a largo plazo llegarán daños importantes como las enfermedades cardiovasculares, hepáticas y renales, la pancreatitis, el hipertiroidismo, la diabetes, el hiperinsulinismo (resistencia a la insulina), las isquemias, la ateroesclerosis, y los accidentes cerebro vascular (ACV).

La prevención es la medicina indicada para mantener óptimo el nivel de triglicérido en la sangre, evitarlo es esencial si queremos tener una mejor calidad de vida.