Chile y el fantasma del golpe
En un nuevo aniversario del golpe de Estado que interrumpió la democracia chilena e instauró un periodo dictatorial y sangriento, los chilenos denunciaron la no repetición de hechos como estos. El 11 de septiembre del año 1973, fuerzas militares leales a Estados Unidos y sectores conservadores en Chile provocaron un golpe contra la presidencia del socialista Salvador Allende. En su lugar colocaron al general Augusto Pinochet, quien iniciaría una etapa gris en la historia de esa nación sudamericana. 44 años después de esos hechos, gran parte de la ciudadanía chilena se cuestiona que algunas organizaciones de la sociedad civil y de la clase política justifiquen el golpe de estado de Augusto Pinochet.
Con homenajes y veladas desde lugares como el Estadio Nacional, uno de los que fue usado para torturar a miles de chilenos a fines con ideas comunistas o izquierdistas, sus familiares recordaron la efeméride. Bajo las consignas “nunca más”, “justicia” y memoria, los actos fueron también un llamado a evitar que se repitan hechos como los del 11 de septiembre en la nación sudamericana.
Por su parte, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, aprovechó la ocasión para anunciar la creación de la distinción de título póstumo y simbólico a estudiantes ejecutados y detenidos desaparecidos. Una de las principales herencias de la dictadura pinochetista en este país es la actual estructura del sistema educativo, donde prima el lucro con el derecho de las personas al acceso a una formación de calidad. Para la actual estadista, cuyo padre fue víctima del periodo dictatorial, esa etapa solo hizo de Chile un país “individualista, sin sentido solidario y segregado”.
Uno de los momentos que marcó la celebración de la fecha fue cuando representantes de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Talca, San Javier, Linares y Parral, se llegaron hasta uno de los lugares donde se encontraron varias fosas. El lugar en cuestión es una parte dentro del conocido Centro de Detención y Torturas nombrado como Colonia Dignidad. Allí fueron escondidos los restos de muchos prisioneros en el año 1973.
Una versión cinematográfica de ese recinto recordó los desmanes cometido por un doctor alemán bajo la mirada compasiva del propio Pinochet. Chile, junto a Argentina, Brasil y otros países del Cono Sur fueron escogidos como “ratas de laboratorio” para experimentar paquetes neoliberales de la mano de la privación de los principales derechos humanos. A la par de los sistemas dictatoriales en el orden cívico-militar vinieron los miles de desaparecidos. Se calcula por ejemplo que solo en Argentina hubo cerca de 30 mil. Hasta el día de hoy varias son las organizaciones de Derechos Humanos que siguen buscando a estas personas con la idea de brindar justicia a sus familiares.
