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domingo, 17 de septiembre de 2017

Desentrañando los poderes mágicos de la cebolla

Por Janet

Tiene fama de hacer llorar y de tener mal olor. Sin embargo, la cebolla es una gran aliada natural para cuidar nuestra salud y prevenir enfermedades. Durante más de 5000 años la cebolla ha sido utilizada por diversas culturas como verdura, especia y remedio. Los obreros egipcios que construyeron la pirámide de Keops se alimentaban a base de grandes cantidades de puerro y cebolla para mantenerse saludables y aumentar su vigor. Los antiguos romanos utilizaron la cebolla blanca como afrodisíaco y como medio para aumentar la potencia sexual. Los expertos en hierbas destacaron sus propiedades medicinales y la recomendaron como tratamiento para la tos, el reumatismo, las enfermedades cardíacas, mordeduras de perros y todo tipo de congestiones. Además, se cultivaba con fines medicinales en los jardines de los ministerios medievales. En las últimas décadas, estudios científicos han confirmado las propiedades medicinales de esta hortaliza.

La cebolla es sumamente rica en minerales, entre ellos se destaca su contenido en selenio, por su función antioxidante; y el cromo, tan útil en diabetes. Al igual que el ajo, contiene azufre. Sus principios activos le otorgan una gran cantidad de propiedades terapéuticas. La licenciada en nutrición Susana Zurschmitten las enumera en su libro Comer bien, vivir mejor, de Editorial Albatros. Hipertensión: La cebolla contiene alicina y aliina; estos compuestos reducen la presión arterial, fluidifican la sangre y disminuyen así el riesgo de trombosis. Cáncer: Tiene propiedades antitumorales por su riqueza en antioxidantes, entre ellos el selenio. Los derivados azufrados de la cebolla protegen la piel y el hígado de sustancias cancerígenas.

Diabetes: El consumo de 50 g de cebolla diaria disminuye la necesidad de insulina en personas insulinodependientes y mejora las hiperglucemias (Dr. Jorge Alonso, Tratado de Fitomedicina). Sus principios activos no se destruyen durante la cocción.

Colesterol: Incrementa los niveles de colesterol HDL o colesterol bueno, y disminuye el exceso de colesterol LDL o perjudicial. Retención de líquidos: Al actuar como diurético estimula la eliminación de toxinas, y mejora la retención de líquidos, por lo que es beneficioso para celulitis, reuma, gota e insuficiencia renal. Asma y broncoespasmo: Un flavonoide, la quercetina, y sus aceites esenciales le confieren propiedades antiespasmódicas, mucolíticas, expectorantes bronquiales. Es muy útil en problemas respiratorios como el asma, el EPOC, la tos, las bronquitis. Se pueden consumir crudas o en un jarabe de cebollas con miel. El disulfuro de alilo tienen propiedades antiinflamatorias frente al Herpes virus. Antibiótico: Actúa como antibiótico natural, especialmente en el intestino, por su riqueza en azufre, con función bactericida.

Cabello: La quercetina que contiene en especial la cebolla colorada se utiliza como un revitalizante capilar. Osteoporosis: Según algunos estudios la cebolla sería un coadyuvante en la síntesis del tejido óseo, muy útil en osteopenias y osteoporosis.

A pesar de que las cebollas retienen la mayoría de sus ingredientes activos incluso cuando se las cocina o fríe, es mejor ingerirlas crudas para asegurar que no se destruya ninguna de sus valiosas vitaminas. En caso de utilizarla para prevenir o tratar ciertas afecciones, deben consumirse aproximadamente 55 g de cebolla cruda por día para obtener beneficios óptimos. Simplemente puede agregarse media cebolla a la dieta diaria, ya sea sola y picada, o en ensaladas, salsas y platos de verduras.

Sin embargo, hay gente a la que le cuesta digerirla, ya sea por problemas de gastritis, úlceras, acidez o meteorismo. O sencillamente no le atrae el sabor. Una alternativa en estos casos es hornearlas enteras con su cáscara, como se hace con las papas. Ese método mantiene todo lo bueno adentro y el resultado es más suave y aromático que la cebolla cruda.