El dado de Merkel tiene una sola palabra: canciller
La política alemana, Angela Merkel, tienes grandes probabilidades de continuar en su puesto de canciller. De ganar en el proceso electoral del venidero 24 de septiembre, repetiría en ese alto cargo por cuarta ocasión. Los detractores de la Dama de Hierro germana dicen que su caudal político está desgastado luego de más de diez años en el poder. A ello sumaron el hecho de que sus políticas de acogida de refugiados estimulaban los sentimientos y grupos xenófobos de extrema derecha en Alemania. No obstante, su coalición de centro derecha, la Unión Demócrata Cristiana posee 40 puntos porcentuales del apoyo de los votantes.
Con esa cifra se ha echado la nueva elección en el hombro y ya hay hasta quienes hablan de a quién llamará para formar gobierno luego de ganar la contienda electoral.
A sus 63 años ha sabido con una forma única cómo regir los destinos de la conocida locomotora europea. Dotada de un pragmatismo político impresionante muchos la consideran como una persona fría. Sin embargo, logró sobreponerse a los malos números y al creciente aumento de las iniciativas extremistas en un país cuyas prácticas le costaron muy caro a la humanidad. Su decisión de abrir las fronteras para recibir a un millón de refugiados en el año 2015 fue la primera demostración de fuerza política hacia sus adversarios.
Al año siguiente estuvo en las negociaciones entre la Unión Europea y Turquía, representada por su presidente, Recep Tayyip Erdogan, que provocaron la disminución de los migrantes que llegaban a territorio alemán. Para tener una idea: en 2016 llegaron a Alemania 280 mil refugiados; mientras que en 2015, lo hicieron 890 mil.
Para una de las mujeres más influyentes e importantes de Alemania, Europa y si se quiere, el mundo, la medida del acuerdo fue “correcta”. Esa política de dejar entrar migrantes no fue relajada. Al contrario, estuvieron obligados a aprender alemán y expulsó a quienes significaran un peligro o no calificaran para recibir asilo.
Tal parece que esa imagen de mano dura, fría y hasta calculadora ha atraído a muchos alemanes que sienten seguros de su manera de gobernar. Sin embargo, Merkel sabe bien que tiene que seguir bien de cerca las acciones del partido de extrema derecha Alternativa por Alemania. Creando el miedo y vinculándolo con los refugiados estos neonazis modernos ganó cinco elecciones estatales.
Es en medio de estas incertidumbres que Merkel se visualiza como la única vía para mantener la estabilidad en la nación germana.
