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martes, 5 de septiembre de 2017

En un universo espejo, el tiempo iría hacia atrás

Por EvelynR

La formación de la Tierra y del Universo es fuente de abundantes estudios y teorías para los científicos. En esta ocasión, dos equipos de investigadores partieron del Big Bang para proponer la existencia de lo que llaman “universo espejo”. Los investigadores estudiaron la forma en la que fluye el tiempo en el Universo, planteando entonces que, 13.700 millones de años atrás, el Big Bang podría haber creado también un universo en el que el tiempo se mueve de manera contraria que en el nuestro, es decir, hacia atrás en lugar de hacia delante. Es decir, si pudiéramos observar ese Universo, veríamos como el tiempo fluye desde el futuro hacia el pasado, pero debemos tener en cuenta que sería sólo cuestión de perspectiva, pues si alguien desde allí mirara a nuestro propio Universo, también tendría la percepción de que el tiempo aquí fluye hacia atrás.

En ese sentido, de acuerdo a lo señalado por Julian Barbour, uno de los científicos que plantea la teoría, el tiempo no es algo preexistente, por lo cual, se debe deducir su dirección y su flujo a partir de lo que sucede en el Universo; cuando lo vemos de esa forma, resulta natural decir que el tiempo empieza en un punto original y fluye en direcciones opuestas.

Un tema controversial para los científicos es el hecho de que ninguna de las Leyes Fundamentales de la Física dejaría de funcionar si el tiempo se moviera de manera inversa a como lo hace en nuestro Universo. De hecho, no existe ninguna ley que obligue a que el tiempo fluya en una manera específica. Leyes como la de Gravitación Universal de Newton, la Electrodinámica de Maxwell, la Relatividad de Einstein o la Mecánica Cuántica, funcionan de igual manera en un Universo en el que el tiempo fluye hacia atrás.

A finales de 2014, Julian Barbour y un equipo de investigadores publicaron un estudio en Physical Review Letters, en el cual se describía una simulación informática llevada a cabo en un "pequeño Universo" de mil partículas gobernadas por las leyes de la gravitación de Newton. El estudio dio como resultado que, por acción de la gravedad, las partículas podían expandirse en varias direcciones, lo que significa que el tiempo también podía moverse en ambas direcciones, en un Multiverso en el que ambos flujos temporales eran igualmente posibles. Según Barbour, si la teoría es correcta, entonces existe otro Universo al otro lado del Big Bang en el que la dirección en la que se percibe el tiempo es opuesta a la nuestra.

La segunda investigación vinculada al “universo espejo” fue desarrollada por los físicos Sean Carrol, del Instituto de Tecnología de California; y Alan Guth, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y llegó a las mismas conclusiones que la mencionada anteriormente, aunque fue aplicada con un modelo de partículas diferente.

En este caso, los investigadores crearon una nube finita de partículas y las pusieron en un hipotético Universo infinito, comprobando cómo, de forma espontánea, emergieron dos flechas temporales diferentes. La mitad de las partículas se movió hacia adelante y aumentó su entropía, mientras que la otra mitad se agrupó en el centro de la nube, disminuyendo su entropía antes de empezar a moverse y evolucionar en la dirección contraria.

De acuerdo con los investigadores, la región central de baja entropía puede describirse como el Big Bang y soluciona el tema de que no existió ningún “principio de los tiempos”, sino el estado más bajo del caos a partir del cual pudieron surgir dos universos con espacios temporales opuestos.

Sin embargo, de existir ese “universo espejo” la comunicación entre este y el nuestro es imposible, ya que, en palabras del investigador Carrol, ellos están en nuestro pasado y nosotros en el suyo.