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viernes, 1 de septiembre de 2017

La Constituyente chavista ajusta cuentas con la oposición

Por Eme

La Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela ha seguido adelante pese a que gran parte de la comunidad internacional no reconoce nada de lo que ha hecho y hará. Y aunque su misión primaria era redactar los artículos de una nueva Constitución en el país, todavía el centenar de diputados elegidos no han mirado siquiera la Carta Magna. Toda su tarea ha sido ajustar cuentas con los líderes de la oposición, que ahora han tildado de traidores a la Patria, y han aprobado sancionarles con penas judiciales. Esas y todas las propuestas contra Donald Trump, otro que les ha copado sus sesiones, han sido aprobadas por unanimidad.

Contra viento, marea y gran parte de la comunidad internacional, se ha levantado la polémica Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela, cuyo objetivo primario y por el cual fue creada fue para promover y redactar una nueva Constitución en el país bolivariano, pero de esa función ni se han acordado los parlamentarios, ahora que tienen el poder. Todas las sesiones de la Constituyente han ido a por lo mismo: desatar leyes que sancionen a la oposición, redactar querellas alegales contra las políticas económicas del gobierno de Donald Trump por su actitud con el gobierno de Nicolás Maduro y, de vez en cuando, un dardo venenoso al vecino Juan Manuel Santos, presidente de Colombia.

En eso ha centrado la Constituyente de Venezuela toda su energía desde que tomara el poder. Ha aprobado una decena de decretos contra las medidas de Trump y en defensa del pueblo venezolano, que son puro papeleo pues no llevan a ninguna parte, ni garantizan nada. De hecho solo les brinda la opción de arremeter contra los líderes opositores que pidieron a Trump mano dura con el gobierno de Maduro.  Cualquier excusa es buena para ir eliminando piedras del camino.

Lo último fue un decreto donde la Constituyente ordena al Ministerio Público y al Tribunal Supremo de Justicia — la orden estaba de más, si ambos son leales al chavismo — iniciar juicios históricos contra los dirigentes de la derecha venezolana que según ellos (Maduro y compañía) alentaron a Trump a tomar estas medidas, como si la causa misma de las medidas no sea la propia Constituyente, o lo que sucede en Venezuela hace muchos meses.

El propio Nicolás Maduro, antes que se promoviera esta “cacería política” había solicitado a la Constituyente que se efectuaran estos juicios por presunta traición. En el código penal venezolano se prevén penas de cárceles de hasta 30 años por este motivo, y entre los primeros que caerán - según los maduristas - están los antiguos presidentes y vicepresidentes de la Asamblea Nacional, Julio Borges y Freddy Guevara. La única bancada que participa en la Constituyente, la oficialista, hizo un largo enjuiciamiento sobre lo que estaba bien y mal para ellos, y mencionó más nombres de diputados. El cierre de oro lo ofreció Diosdado Cabello, exmilitar y reconocido número dos del gobierno de Maduro, quien descreyó que la oposición fuera realmente venezolana.

Cabello arremetería en su discurso contra los opositores, los volvería a calificar de traidores y de que ninguno merecía perdón. Otro que también instigó fue Adán Chávez, hermano mayor del fallecido mandatario Hugo Chávez, quien habló del juicio histórico, de la necesidad de investigar todo lo que deba serlo, y de aplicar un castigo a eso “traidores” para que así se pueda seguir construyendo en tranquilidad el socialismo bolivariano. Palabras muy parecidas al discurso que llega desde Cuba.

Pero los líderes de la oposición más conocidos no serán los únicos en la mirilla oficialista. Con la Ley contra Delitos de Odio, Intolerancia y Violencia que irónicamente prevén aprobar, el gobierno podrá castigar a todo aquel que se antoje de repudiar o manifestarse contra cualquier miembro del oficialismo, ya sea en medios de prensa, plataformas electrónicas y redes sociales, estas últimas un dolor de cabeza para el gobierno de Maduro. En sencillas palabras, lo que se avecina para la oposición es un caudal en contra.