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sábado, 16 de septiembre de 2017

La higiene según el sexo del bebé

Por deltoro

Es probable que debas cambiarle el pañal al recién nacido unas ocho veces al día. Y es que, en los primeros meses de vida, las deposiciones suelen ser muy frecuentes y hay que limpiarlo a menudo para evitar que su piel se irrite (si aparece algún problema dermatológico, habrá que consultar al pediatra). Normalmente se aconseja renovar su pañal al despertarlo, antes de acostarlo, después de cada toma, cuando notes que el niño esté molesto y, por supuesto, siempre que tengas la seguridad tal vez por el olor de que está sucio o mojado. Es importante elegir pañales que se ajusten a las características de cada guagua (de acuerdo con la edad, el peso, entre otros factores).

Y, como la anatomía de los genitales de niños y niñas es distinta, la forma de limpiarlos también varía (tal y como te mostraremos en estas páginas). Los polvos como el talco no se recomiendan. Existe el riesgo de que los aspiren sin querer y pueden resecar la piel en exceso.

Conviene aprovechar los cambios de pañal para jugar con el bebé, hablarle, hacerle cariño, cosquillas... así, esa tarea rutinaria se convertirá en un rato agradable y divertido (para el niño y para la mamá y el papá). A medida que crezca, será más difícil mantenerlo quieto.

Para distraerlo, puedes tener algunos juguetitos a la mano (sonajero, muñecos de tela, frascos de gel o crema vacíos, limpios y sin tapón). Lo mejor es recostar al pequeño sobre un mudador alto, que tenga la cubierta impermeable. La superficie deberás limpiará después de cada uso. En invierno es preferible extender encima una toalla suave para que el niño no tenga frío al ponerlo contacto con el plástico del mudador. Después de lavarlo y secarlo en un lugar templado y alejado de las corrientes de aire, para que no se enfríe– déjalo patalear unos minutos sin pañal, sobre todo si tiene la piel de esa zona enrojecida. En este caso, además, deberás cambiarle el pañal con frecuencia.

En las niñas los labios vaginales no deben frotarse. Después de haberlos limpiado con suavidad continúa el aseo por su colita y la parte posterior de los muslos. Pasa la esponja o la toallita húmeda por el abdomen y los muslos, insistiendo principal mente en los pliegues. Limpia los genitales con firmeza pero sin presionar en exceso, y siempre recuerda hacerlo de delante hacia atrás para que no entren gérmenes del ano en la vagina.

Usa una toalla suave para secar la piel dando toquecitos ligeros y sin restregar con fuerza. Comprueba que los pliegues estén bien secos. Para secar la colita no es preciso darla vuelta. Basta con levantar a la niña un momento, sujetándola de los tobillos. Su pañal debe adaptarse a su guatita, sin apretar demasiado. Tampoco es recomendable dejarlo muy holgado.

Extiende una fina capa de crema protectora en la superficie corporal que cubre el pañal. Al aplicar la crema es importante que la limites a los labios externos, los pliegues y los lrededores del ano. Hay que hacerlo suavemente y con cuidado, evitando que entre en la vagina. Las mejores opciones son las que contienen vitamina A, por su efecto cicatrizante, y óxido de zinc, un estupendo antiséptico.

En el caso de los varoncitos Quita las heces suavemente con una esponja o toallita. Ten en cuenta que los niños suelen orinar al quitarles el pañal, para evitar que se ensucie cubre su pene con una toalla pequeña. En los varones la orina se esparce mucho. Además de los genitales y el ano, hay que limpiar la guatita, los muslos y las colita. Hay que lavarle bien por detrás. Toma al bebé por los tobillos y eleva sus nalgas. Repasa toda la superficie de los testículos y del pene.

Seca el área del pañal con ayuda de una toalla. Hay que hacerlo a conciencia, sin olvidarte de los pliegues. La humedad suele favorecer los eccemas. Una vez seco, déjalo que disfrute un ratito sin pañal. Después, aplica crema protectora (aunque no es imprescindible) dándole un suave masaje. Le encantará.

Abre el pañal y pásalo por debajo de la colita del bebé. Para ello, levántalo un momento, tomándolo de los pies. Recoloca el pañal si es necesario. La parte superior de este tiene que quedar a la altura de la cintura del niño. Levanta la parte delantera del pañal, despega sus tiras adhesivas y pégalas procurando que estén centradas.