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lunes, 25 de septiembre de 2017

La vulnerabilidad, un resultado social

Por Jacky

La vulnerabilidad social es el resultado de los impactos provocados por el patrón de desarrollo vigente pero también expresa la incapacidad de los grupos más débiles de la sociedad para enfrentarlos, neutralizarlos u obtener beneficios de ellos. Si bien la temática de la vulnerabilidad social ha desarrollado una serie de concepciones teóricas, esta puede llegar a confundirse o incluso erróneamente supeditarse a otros estudios con metodologías teóricas más sólidas como son los de pobreza o desigualdad. la vulnerabilidad se analiza generalmente vinculada a otros fenómenos sociales (pobreza, marginación, exclusión, desigualdad) porque es innegable que el factor económico es uno de los que puede incidir en la existencia de la vulnerabilidad social.

Si bien la temática de la vulnerabilidad social ha desarrollado una serie de concepciones teóricas, esta puede llegar a confundirse o incluso erróneamente supeditarse a otros estudios con metodologías teóricas más sólidas como son los de pobreza o desigualdad. Es necesario aclarar que la vulnerabilidad se analiza generalmente vinculada a otros fenómenos sociales (pobreza, marginación, exclusión, desigualdad) porque es innegable que el factor económico es uno de los que puede incidir en la existencia de la vulnerabilidad social, por lo que en ocasiones se incurre en el error de valorar la vulnerabilidad o confundirla con el término pobreza.

La definición clásica de pobreza es la falta de acceso o dominio de los requisitos básicos para mantener un nivel de vida aceptable. Esto expresa que una persona es pobre cuando no tiene suficiente comida o carece de acceso a una combinación de servicios básicos como educación, atención de salud, agua potable, sistemas de saneamiento adecuados y un lugar de residencia seguro. Generalmente los economistas usan el ingreso como medida representativa de la pobreza, porque brinda los medios para asegurar la atención debida a las demás necesidades básicas.

El investigador Roberto Pizarro ha desarrollado una serie de trabajos sobre la vulnerabilidad social vinculada a la economía y fundamentalmente al empleo como fuente de ingresos y activos, por lo que, desde su perspectiva, establece las diferencias de esta con respecto a la pobreza:

La vulnerabilidad social es el resultado de los impactos provocados por el patrón de desarrollo vigente pero también expresa la incapacidad de los grupos más débiles de la sociedad para enfrentarlos, neutralizarlos u obtener beneficios de ellos. Frecuentemente se identifica la condición de pobreza de la gente con vulnerabilidad. Sin embargo, la inseguridad e indefensión que caracterizan a ésta no son necesariamente atribuibles a la insuficiencia de ingresos, propia a la pobreza.

En este sentido, como analizábamos con anterioridad a partir de la multiplicidad de factores que son necesarios para que exista la condición de vulnerabilidad social, podemos concluir que la pobreza o falta de ingresos puede ser un factor de riesgo para los individuos o comunidades que la padezcan, pero no debe establecerse como único condicionante para la situación de vulnerabilidad.

Según el propio Pizarro, el enfoque de pobreza califica de forma descriptiva determinados atributos de personas y familias, sin dar mayor cuenta de los procesos causales que le dan origen. Por su parte, la vulnerabilidad se refiere al carácter de las estructuras e instituciones económico-sociales y al impacto de éstas en comunidades, familias y personas en distintas dimensiones de la vida social.

Un concepto ampliamente desarrollado es el de exclusión social, entendido como la falta de participación en las actividades de la sociedad debido a la falta de derechos, recursos y capacidades básicas (mercado laboral, amparo legal, educación, salud, seguridad ciudadana) que posibiliten una integración plena. Es decir, que esta puede verse a partir de la imposición de leyes o la falta de regulación de la sociedad con respecto a una parte de sus individuos.

Según la psicóloga cubana Elaine Morales Chuco, por lo general, la exclusión y el rechazo han tenido su base en la intolerancia de un sector en el proceso de integración con individuos supuestamente marcados por su origen, situación socioeconómica, religión, actividad laboral, identidad, preferencia sexual, forma de vestir, gestos, características corporales, diferencias biológicas, naturales o de crecimiento individual. Los marginales han sido entonces las personas apartadas de la normalidad, de las características que se deberían tener; así dejan de gozar de los beneficios de la vida social. Las mujeres, los niños y las niñas, las personas enfermas, los pobres, los extranjeros y también quienes se dedican a la prostitución, a la mendicidad y a la especulación, han sido estigmatizados y limitados en el goce de sus derechos.

Desde esta perspectiva, es un concepto relevante para analizar las situaciones de pobreza, vulnerabilidad social y marginación. En este sentido, varios estudios diferencian las tres zonas del proceso de exclusión:

Zona de integración: caracterizada por un trabajo estable y unas relaciones sociales y familiares sólidas. Zona de vulnerabilidad: caracterizada por la inestabilidad laboral o relacional y una protección o cobertura social débil. Zona de exclusión: caracterizada por el progresivo aislamiento social y la expulsión del mercado de trabajo.

Muy vinculado al concepto de exclusión social se encuentra el de marginación, esta puede verse como una forma de manifestación de la exclusión pues el individuo no participa en los aspectos de la vida social y colectiva pero, a diferencia de la exclusión, no está asentada en leyes o normas, sino que viene dada por los prejuicios y por la interrelación de las identidades personales y grupales construidos.

En el texto del Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello: Participación cultural de la adolescencia en Cuba, la investigadora Elaine Morales define la marginación como un proceso que integra características políticas, históricas, sociales, económicas, culturales y psicológicas, que en su evolución de corto, mediano o largo plazo, y con cierta estabilidad e interrelación, otorgan a un individuo o grupo el poder para categorizar, estigmatizar y colocar, y colocar a otros semejantes o diferentes en un estatus inferior al que estos deben o creen merecer, lo cual limita sus potencialidades para participar e incluirse plenamente en los diferentes procesos sociales.

En otro texto, la propia investigadora señala los ámbitos que conforman este fenómeno. La marginalidad, entonces, se puede apreciar en dos grandes ámbitos: uno relacionado con los problemas estructurales, económicos y tecnológicos —la explotación de la sociedad moderna e industrial—, y otro vinculado a la problemática psicosocial o cultural, a la pobreza como problema ético, político e ideológico, así como a la falta de participación en tanto hecho psicosocial, expresión de una subcultura o de la inadaptación cultural.

Se encuentran a su vez, una serie de enfoques teóricos sobre vulnerabilidad social que buscan fortalecer y complementar desde una interpretación sintética, multidimensional e integradora, el fenómeno de desigualdad social. Es por ello que resulta imprescindible establecer las definiciones de cada uno para comprender su alcance e interrelación.

Mientras por desigualdad entendemos, como ya se dijo, una relación de disimilitud entre dos o más elementos, vulnerabilidad denota una característica: una condición de riesgo o indefensión, la susceptibilidad a sufrir algún tipo de daño o perjuicio, o de padecer la incertidumbre. Lo que en estos enfoques se plantea es la incorporación del concepto de vulnerabilidad a una singular manera de entender la desigualdad social que intenta ligar tres niveles de análisis: Primero, el efecto negativo ejercido por uno o más factores contextuales de fragilidad o riesgo; segundo, el ejercicio de parte de individuos o colectivos de determinadas conductas consideradas como arriesgadas; y, tercero, la presencia de un conjunto de atributos de base (adscritos o adquiridos) que, en principio, asoman como características generatrices de riesgo o fragilidad.