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miércoles, 13 de septiembre de 2017

Las ballenas azules cambian las notas de su canto

Por Elizabeth Almeida

Las ballenas azules, o rorcuales azules, emiten potentes sonidos regulares de bajas frecuencias particularmente adecuadas para la comunicación submarina de largo alcance. Estimaciones hechas por Cummings y Thompson en 1971 sugieren que el volumen de los sonidos emitidos por los rorcuales azules está entre los 155 y 188 decibelios, relativos a 1 micropascal a una distancia de referencia de un metro. Las ballenas están variando la frecuencia de sus llamadas a un modo que les permita diferenciar su comunicación del resto de los sonidos. Todos los grupos de rorcuales azules emiten llamadas en una frecuencia fundamental de entre 10 y 40 Hz, llegando incluso a los 9 Hz (el sonido de más baja frecuencia que los humanos pueden percibir, generalmente es de 20 Hz) y la más alta registrada llegó a 524 Hz. Los rorcuales azules emiten llamadas de al menos entre 10 y 30 segundos de duración.

La forma de comunicación de las conocidas ballenas azules es una de las más fascinantes de la madre naturaleza ya que sus célebres llamadas pueden ser enviadas a cientos de kilómetros de distancia para que puedan ser escuchadas por otros individuos de la especie. Sin embargo, esta característica ha ido variando en los últimos años, ya que los científicos han analizado que la frecuencia de estas llamadas es más baja hoy que hace unos veinte años. Y no sabe exactamente el por qué.

Una investigación publicada en la publicación Science Reports sugiere que las ballenas están haciendo esto probablemente por culpa de los seres humanos.Antes se opinaba que la llamada de una ballena es generada por un sonido resonante en las cámaras del sistema respiratorio superior del animal. Si ese fuera el caso, la frecuencia dependería exclusivamente del tamaño de la ballena. Pero los investigadores del Centro Marino de Hatfield de la Universidad Estatal de Oregon han demostrado que esta teoría es errónea.

Para probar ese hecho, grabaron la llamada de una ballena azul y luego construyeron un modelo para intentar imitar el sonido. Robert Dziak, autor y científico acústico de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, explicó que los investigadores intentaron un mecanismo por el cual las ballenas pudieran reducir gradualmente la frecuencia de sus llamadas a través del tiempo, o producir llamadas con una estructura armónica fuera de lo normal, resonando solo el sonido en su cámara respiratoria superior. Y era físicamente imposible.

Así que las ballenas pueden editar a su antojo la frecuencia de sus llamadas cambiando la velocidad con la que soplan el aire a través de sus cuerdas vocales. Algo que el estudio explica como que el cambio de la frecuencia podría ser cognoscitivo. Las ballenas están eligiendo hacerlo más alto o más bajo en respuesta a algún tipo de estímulo ambiental.

Pero, ¿cuál sería este motivo? Una sugerencia hecha por los investigadores es que es una respuesta a un aumento del sonido generado por el ser humano. Las ballenas están variando la frecuencia de sus llamadas a un modo que les permita diferenciar su comunicación del resto de los sonidos. Otros creen que es porque el número de ballenas azules ha aumentado en comparación  con un par de décadas atrás, aunque todavía sigan estando en la Lista Roja de la UICN de animales en peligro de extinción, y los sonidos de baja frecuencia pueden llegar más lejos.

Rorcuales azules de la costa de Sri Lanka han sido registrados en varias ocasiones emitiendo «cantos» de cuatro notas que duraban aproximadamente dos minutos cada uno, que evocaban los famosos cantos de las yubartas o ballenas jorobadas.

Los motivos que las llevan a emitir estos sonidos son desconocidos. Hasta el momento se habla de seis posibles motivos: mantenimiento de distancia interindividual, reconocimiento de la especie e individual, trasmisión de información contextual como alimentación, alarma, cortejo, etc., mantenimiento de la organización social como llamadas entre machos y hembras, situación de rasgos topográficos o posición de fuentes de posibles presas.