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sábado, 23 de septiembre de 2017

Las pistas para la historia de la escritura

Por EvelynR

En el año 1961 el arqueólogo Nicolae Vlassahalló en Rumanía unas tablillas que presentan una escritura semejante a la de los sumerios, pero estas tablillas datan de antes de la existencia de la escritura cuneiforme, la cual era aceptada comúnmente como una de las formas más antiguas de expresión escrita. El descubrimiento dividió a los científicos entre aquellos que reconocieron la gran importancia de estas tablillas de arcilla y los que la desestimaron. La mayoría de los arqueólogos e historiadores ubicaron los elementos hallados alrededor de 5000 A.C., trasladando más de un milenio hacia atrás la invención de la escritura, y variando el lugar de los nacimientos de la misma de Mesopotamia a la cuenca del Danubio.

Cerca del pueblo de Tartaria en Rumanía fueron halladas unas tablillas que presentan una escritura semejante a la de los sumerios, pero estas tablillas datan de antes de la existencia de la escritura cuneiforme, la cual era aceptada comúnmente como una de las formas más antiguas de expresión escrita, y que fue ideada por en Sumeria, de acuerdo con la historia convencional. El descubrimiento de las llamadas Tablillas de Tărtăria, en la década de 1960, estuvo a punto de alterar el orden cronológico de la primera escritura e incluso cambiar de lugar a la cuna de la primera civilización conocida en el mundo.

En el año 1961 el arqueólogo Nicolae Vlassa empezó sus trabajos de excavación en un lugar cerca del pueblo de Tartaria, zona famosa por sus numerosos objetos de cerámica. El trabajo del equipo arqueológico mostró sus resultados cuando se desenterraron las tres tablillas de arcilla. Las implicaciones de cambios históricos del descubrimiento hicieron que la comunidad científica lo tomara con dudas, sin embargo además de las tablillas también se encontraron 26 estatuas de piedra, una muñeca hecha de almejas y un montón de restos humanos.

Sin embargo, las tabletas se convirtieron en el centro de atención. Dos tenían forma rectangular, mientras que la otra era redonda. Los símbolos estaban incorporados en un lado, y los elementos rectangulares tenían un pequeño agujero aunque los investigadores señalaron que era una simple coincidencia. Dos de las placas estaban cubiertas con runas que representan textos antiguos de al menos un milenio antes de las encontradas en Djemer-Nasr, Kia y Uruk en Sumeria. Por lo que se encontró en Tartaria llevaron, los investigadores consideraron que pertenecían a un hombre muy influyente, un chamán o un cura.

El descubrimiento dividió a los científicos entre aquellos que reconocieron la gran importancia de estas tablillas de arcilla y los que la desestimaron. La mayoría de los arqueólogos e historiadores ubicaron los elementos hallados alrededor de 5000 A.C., trasladando más de un milenio hacia atrás la invención de la escritura, y variando el lugar de los nacimientos de la misma de Mesopotamia a la cuenca del Danubio.

Los detractores del descubrimiento y la teoría creada alegaron que las tabletas de Tartaria aparecieron a causa de la influencia sumeria, pues los símbolos que contenían eran similares a los utilizados por los sumerios a la hora de escribir, por lo que se asumió que los símbolos fueron tomados de ellos, y fueron usados por los antiguos habitantes sin conocer su significado.

Sin embargo, los científicos están en contradicción con su concepción de la historia, pues alrededor de 5500 A.C. la escritura sumeria no existía, y no hay evidencias para apoyar estas reclamaciones hasta la actualidad. Además, otro elemento que desconcertó a los historiadores fue al traducir las tabletas a partir del dialecto sumerio, pues descubrieron en ellas el nombre Saue, el equivalente al dios Usmu de la cultura sumeria.

Expertos de la Academia de Ciencias de Rusia concluyeron, después de analizar los elementos hallados, que encarnan un fragmento de un sistema de escritura extendido en la zona donde fueron descubiertos. Según ellos, el texto de una de ellas se refiere a seis tótems que coinciden con un manuscrito encontrado en la ciudad sumeria de Djemdet-Nastra. El texto proto-sumerio puede ser descifrado como: «Cuarenta años de sentencia para los labios de dios Saue el más viejo después del ritual que fue quemado. Este es el décimo». Sin embargo, el significado es objeto de debate pues la comunidad científica no ha llegado a un mutuo acuerdo hasta ahora.

La creencia general es que los escritos de las tablillas no emergieron de la nada, sino que sólo podrían haber surgido en el interior de una cultura próspera. Por lo que, para resolver el enigma todo el complejo donde se descubrieron, el Turdas-Vinca, necesita ser excavado y estudiado.