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domingo, 24 de septiembre de 2017

Las principales víctimas de la crisis latinoamericana

Por LauraB

Los niños y niñas son las víctimas preferidas de la pobreza y la exclusión. En cualquier parte del mundo, especialmente en África y América Latina, el fenómeno es acompañado por políticas públicas de inclusión que no siempre dan los resultados esperados. El derecho al acceso a la educación en los primeros años se encuentra muchas veces vedado. Cuando la comunidad internacional asumió en los años 2000 los llamados Objetivos de Desarrollo del Milenio, lo hizo esperanzada en cumplir a mediano y largo plazo las cuentas pendientes. Algunos países detectaron que la desigualdad y la pobreza que afectaba a las familias impulsaban a los menores a estar cerca de ambientes violentos y hasta la prostitución.

En el caso de la región latinoamericana y caribeña llama la atención el hecho de que siendo una de las más ricas del planeta comparta la condición de la más desigual. Ha sido una cuestión histórica de la cual no parece que saldrá nunca. Informes del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y de Organizaciones No Gubernamentales dan fe que en América Latina y el Caribe conviven cerca de 195 millones de niños, niñas y adolescentes. De ellos, alrededor de 70 millones habitan en condiciones de pobreza y pobreza extrema, calculado cuando el ingreso es inferior a un dólar diario. Esas investigaciones ubicaron los focos en las zonas rurales sobre todo.

Al menos 196 mil menores de cinco años mueren en los primeros días de vida, cerca de 6 millones son inmigrantes y tienen menos de cinco años lo cual los condiciona a la hora de aplicar para las ayudas de los distintos gobiernos.

Otra realidad que golpea a la región es el hecho de que 14 millones de niños y niñas no tienen acceso a los servicios de educación. Cuando están en edad escolar muchas veces tienen que trabajar porque son el sustento de su familia. Es ahí cuando si es una niña está muy cerca de ejercer la prostitución o ser vendida al mejor postor. Si es niño las labores forzadas como el trabajo en las minas son los mejores pagados.

En este acápite aparece la violencia sexual como otro fuerte indicador y como consecuencia de la exclusión a la que son sometidos los menores. Al menos 25 mil niños y niñas son víctimas de homicidios cada año y 1 millón de jóvenes mujeres han sido víctimas en algún momento de su vida de violencia de tipo sexual.

Los niños son el futuro de cualquier sociedad. Invertir como estados en su educación, en programas de rehabilitación y en acceso de salud indicados, se están jugando una buena carta. Ello sin mencionar el componente humanitario que eso conlleva.