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miércoles, 27 de septiembre de 2017

Los dinosaurios pudieron no extinguirse

Por YCC

Más de uno, o yo diría muchísimos, han hecho el ejercicio mental de imaginar cómo sería el mundo si los dinosaurios no se hubiesen extinguido. Muchos también deben ser los que han fabulado con una vida entre esos gigantes por todas partes. Un poco alocada la hipótesis, pero así suelen ser estos tipos de elucubraciones. Por mucho que los científicos expliquen lo sucedido hace 66 millones de años fue, sin dudas, un cataclismo difícil de imaginar. Un asteroide de 15 km de ancho se estrelló contra la Tierra, y lo hizo con una fuerza equivalente a 10 000 millones de bombas atómicas como la de Hiroshima. Si eso sucediera ahora, sería más que devastador.

La teoría dice que una bola de fuego radioactiva quemó todo lo que encontró a cientos de kilómetros a su alrededor y generó múltiples tsunamis en todas las direcciones posibles. Esa es una de las causas de la extinción radical de los dinosaurios, junto al 75% de las especies que habitaban la Tierra por aquel entonces. Las preguntas serían, ¿cómo hubiera sido la situación si el asteroide hubiese caído en otro momento, y en otro lugar como en las profundidades del Pacífico o el Atlántico, y no en las aguas superficiales de Yucatán? ¿Cuál hubiera sido su efecto? Seguramente otro sería el panorama, pero ante eso solo podemos especular.

En el documental “El día que murieron los dinosaurios”, de la BBC, el científico Sean Gulick, geólogo de la Universidad de Texas en Estados Unidos, opina que si el asteroide hubiese demorado o se hubiese adelantado solo un poco, no hubiera caído en la península mexicana sino en los océanos Pacífico o Atlántico. De tal manera su fuerza habría sido menor y se hubiera limitado la expulsión de sedimentos ricos en sulfatos que cubrieron la atmósfera durante los años siguientes. Si hubiera sido así, hubiera sido igual muy catastrófico, se habrían extinguido especies, pero quizás algunos grandes dinosaurios habrían sobrevivido. Otra pregunta se impone, si hubiese sucedido de esa manera, ¿habría dinosaurios hoy? ¿Habrían desarrollado una inteligencia como la de los humanos? Cuestionable.

Sin embargo, algunos investigadores creen que los dinosaurios se habrían extinguido de cualquier manera aunque no hubiera ocurrido el fenómeno del asteroide. El paleontólogo de la Universidad de Bristol, en Reino Unido, Mike Benton, es uno de los científicos que considera que habrían desaparecido debido al enfriamiento del clima. Los dinosaurios lograron apenas mantenerse durante el período Cretácico, pero los expertos indican que los mamíferos se estaban diversificando, y los dinosaurios estaban decayendo desde hace 40 millones de años. Mike Benton afirma que los mamíferos habrían reemplazado a los dinosaurios.

Por su parte, el investigador de dinosaurios carnívoros de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, Tom Holtz, también cree que hace 66 millones de años se habrían producido algunas extinciones de todos modos, debido a las erupciones y a las corrientes de lava en la región de India conocida como traps del Decán. No obstante, una vez dentro del Paleoceno y el Eoceno, no había nada que hubiese afectado la biología general de los dinosaurios, por tanto hubiese sido un mundo en el que los dinosaurios del Cretácico habrían estado cómodos.

Un evento conocido como “Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno”, ocurrido hace 55 millones de años, es el responsable de que las temperaturas globales fueran 8ºC más altas que las de hoy, y que los bosques tropicales se expandieran por el planeta. En ese mundo caliente y con vegetación abundante, muchos saurópodos de cuello largo podrían haber crecido rápidamente, y quizás se habrían reproducido a una edad más temprana y habrían reducido su tamaño.

Los expertos también han mencionado que en el Cretácico tardío, cuando aparecieron las plantas con flores y, con ellas los frutos, se desarrollaron a la par de los mamíferos y las aves, que fueron importantes para dispersar sus semillas y que se expandieran. Algunos cuestionan si ese período hubiera favorecido que los dinosaurios evolucionaran parecidos a los monos para aprovechar todos esos recursos. El investigador de la Universidad de Edimburgo, en Reino Unido, Stephen Brusatte, supone que los dinosaurios pequeños y con plumas podrían haber seguido la misma ruta de los primates, otros podrían haberse convertido en bebedores de néctar.

Otro evento importante que ocurrió hace 34 millones de años fue la separación de Sudamérica de Antártica, por lo cual se desarrolló la corriente circumpolar que provocó la formación de la capa de hielo en Antártica e hizo que se enfriara y secara el mundo. En ese momento, y luego en el Mioceno, las praderas ocuparon un vasto sector del planeta.

El paleontólogo de vertebrados en Reino Unido, Darren Naish, opina que es posible que en nuestra cronología alternativa los dinosaurios veloces de pastoreo habrían sido los descendientes de los parientes cornudos de los Triceratops o de los herbívoros bípedos parientes del Hypsilophodon. Los dinosaurios habrían tenido fortalezas para adaptarse a las praderas porque en sí mismos contaban con un enorme set de ventajas evolutivas que a los mamíferos les tomó mucho tiempo tener. Por ejemplo, tenían mejor visión y podrían haber sido más hábiles para detectar peligros.

Más cerca de la actualidad, los dinosaurios tendrían que haber lidiado con las varias edades de hielo de los últimos 2 600 millones de años, pero sabemos que los dinosaurios del Cretácico vivían por encima del círculo polar ártico. Es probable que en lugares más fríos se hubieran visto dinosaurios con pieles gruesas y elaboradas, cubiertos con vello y plumas.

Otro territorio poco explorado por los dinosaurios son los océanos. Especies como los Spinosaurus incursionaron en ambientes en ríos y estuarios, y con frecuencia también se hallaron fósiles de Anquilosaurios en sedimentos marinos y cerca de la costa. Quizás estas dos especies hubieran seguido los pasos de las ballenas y evolucionado para vivir en el mar; podrían haber regresado a la tierra para depositar sus huevos o, eventualmente, dar a luz directamente en el mar.