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martes, 12 de septiembre de 2017

Los rohinyás se refugian en Bangladés

Por Yamy

En poco más de dos semanas ha superado la cifra de 300 000 los musulmanes rohinyás que se han refugiado en la República Popular de Bangladés para huir de la violencia que se ha desatado en Birmania desde finales del año 2016. Así lo afirma la ONU de acuerdo con referencias encontradas en distintos medios de comunicación. El arribo de los refugiados rohinyás se incrementa cada día más, y llegan a Bangladés en condiciones deplorables por el cansancio y la inanición. Se han dispersado por los campamentos y las distintas ciudades en el país vecino, donde han creado asentamientos espontáneos para poder permanecer y salvaguardar sus vidas. Los rohinyás constituyen el 5% de la población en Birmania, nación que les niega la ciudadanía y los considera inmigrantes ilegales, sin derechos de todo tipo, sobre todo fundamentales como la asistencia médica, la educación y los servicios de primera necesidad.

El portavoz de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Bangladés, Joseph Surjamoni Tripura, ha manifestado que la inusual situación en la región resulta “frustrante” porque los rohinyás son tan numerosos que se encuentran dispersos por todas partes, “sin dejar ningún espacio vacío”. Esta emigración masiva y repentina ha aumentado desde la etapa final del año pasado, cuando el Ejército rohinyás inició otra campaña militar para defenderse de un ataque insurgente, sin embargo, a medida que ha pasado el tiempo, la llegada de los ciudadanos continúa creciendo.

Se trata de una crisis humanitaria. Los rohingyás tratan de huir de cualquier forma, a pie, sin importar las condiciones. Son considerados el grupo más perseguido del mundo, una comunidad realmente pequeña con un aproximado de un millón de personas.

Según notas de prensa, antes del conflicto armado en Birmania, en Bangladés vivían entre 300 000 y 500 000 rohinyás, y en la actualidad ha sido difícil cuantificar la cifra exacta de emigrados. Lo que sí se ha podido comprobar es que la situación de los desplazados “ha ido más allá” de la capacidad del terreno. Durante los últimos días las fuerzas birmanas han realizado una fuerte represión contra los rohinyás, asesinando y quemando sus viviendas. Estos hechos han dejado unos mil muertos, según datos de la ONU. 

Sin embargo, otras fuentes noticiosas como AFP destacan que las arremetidas recientes comenzaron el 25 de agosto cuando se reportaron ataques de rebeldes rohingyás a puestos policiales, hechos que desencadenaron la represión del ejército como respuesta. Desde esa fecha la ONU estima que a Bangladés han llegado unos 313 000 rohinyás, para un total de 600 000 que han dejado sus hogares por los anteriores estallidos de violencia. Datos que aún pueden adolecer de imprecisión. Los rebeldes declararon este domingo un alto el fuego unilateral por un mes, pero el gobierno de Birmania no accedió y respondió que no negociaba con “terroristas”.

En la 36ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein, se refirió a los graves acontecimientos que suceden en Birmania, y explicó que por causa de que ese gobierno no permitió el acceso a investigadores de la ONU especializados en derechos humanos, no se ha podido realizar una adecuada y actual evaluación. No obstante, se considera que el escenario parece ser un ejemplo de limpieza étnica. Han recibido informes e imágenes de satélite que exhiben a las fuerzas de seguridad y a las milicias locales incendiando pueblos rohinyás, y también poseen informaciones coherentes sobre ejecuciones extrajudiciales, incluso disparos contra civiles cuando huyen.

Por este motivo, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos pidió al gobierno birmano que cese su cruel operación militar y las discriminaciones generalizadas de las que son objeto los rohingyas.

Desde el año 2012, destacan en Birmania violentos enfrentamientos entre budistas y musulmanes. Entendidos en el tema explican que existe un poderoso movimiento de monjes nacionalistas que ve a los musulmanes como una amenaza para Birmania, país en donde más del 90% de la población es budista. Las mismas fuentes afirman que los rohinyás son tratados como foráneos, y suelen ser víctimas de múltiples discriminaciones: trabajo forzado, extorsión, restricción a la libertad de movimiento, reglas de unión injustas y confiscación de tierras. Es por eso que los rohinyás escapan en masa de la persecución y la tortura que los hostiga en un territorio donde no son reconocidos.

En este contexto llama poderosamente la atención que, una vez más, Estados Unidos esté involucrado en un conflicto ajeno a su circunscripción. En esta oportunidad prevé fortalecer su cooperación militar con el Ejército birmano, que busca acabar con la minoría musulmana rohinyás. El gobierno estadounidense pretende ejecutar estas acciones a través de un proyecto de ley sobre gastos de defensa.