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martes, 19 de septiembre de 2017

Los tatuajes: arte o símbolo de Judas

Por angelica

Unos de los estigmas más archiconocidos se podría decir a nivel mundial, es el tema de las personas tatuadas y si son bien o mal vistas por poseer una marca de por vida. Lo cierto es que por décadas, el tatuaje ha suscitado polémica y controversias entre aquellos que abogan porque este sea un tipo de arte, y otros que los crucifican como si fuera el símbolo de Judas. En cualquier caso, este fenómeno ya mundial goza de buena salud a tal punto que se realizan festivales y concursos para el mejor tatuador, y su mejor obra.

 Sin embargo en la mayor de las Antillas, aunque pase el tiempo esta temática sigue siendo un poco incomoda para algunas personas. Acá no se consiguen fácilmente toda la indumentaria necesaria para efectuar el trabajo. A ello se suma el hecho de que todo el equipo que los tatuadores necesitan para ejercer su trabajo tampoco es legal y las autoclaves con las que esterilizan las agujas para tatuar están prohibidas. Esta situación ha forzado a estos creadores a improvisar. Lo hacen con canastos, instrumentos médicos y ollas de presión. Indiscutiblemente, ser tatuador en Cuba es bastante difícil, pero no imposible. Las tintas, agujas, vaselina y demás insumos deben ser comprados fuera de Cuba. Cada vez más los cubanos abrazamos tendencias culturales que importamos del extranjero de manera más efervescentemente que en ningún otro momento en la mitad del siglo pasado. Resulta verdaderamente difícil caminar por estos días en las calles de La Habana bañadas por el sol sin encontrarse con tatuajes.

A pesar del tiempo en Cuba este siempre ha sido, un tabú. El estigma ha permanecido fuertemente. Necesitamos recordad que hace un par de años, los cubanos tatuados no tenían permitida la entrada a las playas. Las ferias de libros todavía se niegan a tener entre sus catalogo revistas sobre tatuajes además de las reglas existente de manera no oficiales, en contra de otorgar empleo a las personas tatuadas. Algunos cubanos han reportado que la gente tatuada no puede o debe trabajar en instituciones públicas como el aeropuerto. Muchos de los tatuadores dicen que con ese trabajo ganan mucho más dinero que estando en el gobierno a pesar de operar al margen de la sociedad y en un limbo legal aun existente en la mayor de las Antillas.

Los clientes encuentran a los tatuadores mediante recomendaciones de conocidos y en ocasiones preguntando a los amigos que ya tienen un tatuaje o buscando orientación. Las reformas económicas cubanas legalizaron muchas formas de pequeños negocios, desde restaurantes hasta gimnasios, sin embargo los estudios para tatuar no están en la lista. Al encontrarse en un limbo legal y solo ser registrados por la Asociación Hermanos Saíz, que reúne a creadores menores de 35 años de edad que cumplan con requisitos establecidos, se desconoce el número exacto de personas dedicadas al tatuaje en las provincias cubanas. Los precios para este tipo de dibujo en la piel, oscila desde cinco hasta 300 dólares, un monto casi prohibitivo para la mayoría de la población que es empleada por el Estado y percibe como promedio alrededor de 24 dólares mensuales. Los tatuadores reconocidos pueden ganar hasta 100 dólares diarios con su arte. Un negocio bastante redondo que se espera en algún momento cuente con un marco legal para que sus seguidores puedan efectuarlo sin miedos.