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lunes, 18 de septiembre de 2017

Los tatuajes no dejan ver el cáncer

Por Diana Lorenzo

Si le dijeran que sus órganos vitales se están tiñendo con tinta ¿qué pensaría? Y aún peor ¿si les aseguraran que esa tinta que se ha incrustado en cada célula de su organismo es la misma con que está hecha su tatuaje? La imagen no resulta grata, menos aún segura. Y en efecto, recientemente un estudio publicado en Scientific Reports de la Revista Nature, afirma que la sustancia utilizada en los tatuajes viaja por todo el cuerpo hasta alojarse en los ganglios linfáticos, trayendo consigo intoxicaciones y otras consecuencias a largo plazo. El estudio ha revolucionado el mito del tatuaje a partir de los nuevos peligros que entraña.

Una vez en los ganglios, la tinta no solo tiñe como lo hace en la piel, con los propios colores (negro, rojo, verde) sino que además, hace que se engrosen de modo crónico. Por transitividad, cuantos más tatuajes tenga una persona, mayor será el número de partículas que se acumularán en sus nódulos linfáticos.

Ines Schreiver, investigadora del Instituto Federal Alemán de Evaluación de Riesgos, y una de las autoras de la investigación, así lo constata. La francesa aseguró también que la acumulación en los ganglios podría interferir en el sistema linfático de tal manera de perjudicar la detección de células cancerígenas, según indicó a El Mundo. A ello agregamos que el color más común en los tatuados, el negro, está compuesto por hidrocarburos aromáticos policíclicos, un elemento orgánico que produce cáncer.

Bernhard Hesse, otro de los autores del estudio, recalca la novedad de la investigación: “Ya conocíamos que los pigmentos de los tatuajes podían viajar a los nodos linfáticos por evidencia visual. Es la respuesta del nuestro organismo en su afán por limpiar el sitio de entrada del tatuaje. Lo que no sabíamos era que lo hacían en su forma nano, lo que implica que no tendrían el mismo comportamiento que las partículas a un nivel micro. Y ese es el problema: no sabemos cómo las nanopartículas reaccionan”.

¿Qué componentes conforman la tinta para tatuar y cómo afectan la salud humana?

La composición química de este tipo de tinta es variada, incluye desde pigmentos orgánicos hasta metales pesados como el níquel, el cromo, el manganeso o el cobalto. Uno de los más dañinos es el pigmento blanco que se usa para causar los efectos de brillos y sombras de los tattos, pues el mismo está compuesto fundamentalmente por dióxido de titanio, sustancia que provoca retrasos en la cicatrización, así como inflamación de la piel y picazón. Además, aunque transcurra el tiempo estos metales pesados permanecen en el organismo y su órgano más extenso, la piel. Investigadores que han analizado cadáveres, aseguran que en sus ensayos encontraron dióxido de titanio y otros pigmentos orgánicos retenidos en el tejido cutáneo.