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viernes, 29 de septiembre de 2017

Ni los que defienden la ley, la cumplen

Por Nacional Newsgur

El proceso catalán está llevando a los políticos a sus límites. La tensión no solo se palpa en las calles de Cataluña, donde los ciudadanos salen a reivindicar el derecho al referéndum y a sacar músculo ante un Ejecutivo central que parece sufrir el hechizo de petrificus totalus. También en las cámaras de los representantes, los partidos de la oposición reprochan al Gobierno su actitud, y le preguntan – con ánimo de refutar – los detalles de la macrooperación que se está llevando a cabo en la comunidad catalana.

El sondeo de Mikel Legarda - jurista y parlamentario por el PNV vasco – a José Ignacio Zoido, ministro de interior, deja en evidencia que no solo uno de los bandos está toreado la legalidad española con un referéndum largamente implorado, sino que podría ser – y a estas alturas, nadie lo pone en duda – que el mismo Gobierno estuviese poniéndose de perfil para lograr lo que quieren: callar la petición del pueblo catalán. Legarda denuncia que la Guardia Civil y la Policía intervienen – por orden ministerial, claro – bajo una ley que dejó de estar vigente en 2006, cuando se reformó el Estatut del 1979. Caducada hace más de 10 años.

Desde el Gobierno se excusan y lo niegan, pero las acusaciones les entra por un oído y les sale por el otro, como han hecho siempre que alguien les pone el dedo en la llaga. Quedan dos días para un referéndum que pondrá en evidencia la poca capacidad de respuesta, de diálogo, de buena voluntad y de buen gobierno que tiene el ejecutivo del Partido Popular, un partido que por sí solo es capaz de generar, en el corazón de Cataluña, rechazo a todo lo que huela a España.

Ni corto ni perezoso, pero con una voz sin exabruptos, Legarda acusa a Zoido de errar en la solución y en el camino a la resolución del conflicto, pues “la democracia demanda por igual el imperio de la ley y el consentimiento ciudadano”. Y es que en España la ley impera – que es lo que quiere el PP – pero mal, pues la picaresca española ha aprendido el camino más corto para burlarla; pero de consentimiento ciudadano podemos ver poco.

Cataluña debería ir a votar este fin de semana, pero no porque quieran ser independientes – muchos quizá lo harán por ello – sino para decirle al Gobierno que la ley poco importa si no tiene el apoyo de la ciudadanía, y que si no la escuchan, alguien va a coger la puerta y marchar sin decir adiós.

Está claro que Cataluña requiere, hoy día, una propuesta contundente, clara y, sobre todo, a la altura de las circunstancias. Pero el sentimiento independentista está tan arraigado que ni los sobornos del Gobierno pueden hacerles cambiar de opinión.

Legal o no, está claro que la solución que ha llevado a cabo el Ejecutivo no es la correcta, pues todo apunta a que habrá grandes movilizaciones de gente el 1 de octubre, y que las papeletas, por muchas que se hayan requisado, dominarán la jornada.

Tú, y si se ha de hacer una reforma de la Constitución, se hace. Eso sí, nos podemos armar de paciencia, porque de por sí es un proceso lento – disolución de cámaras, elecciones, reforma y enmiendas, diálogo (¡!) y pactos y referéndums. Pero con la nula capacidad de diálogo y entendimiento de aquellos que nos representan, el proceso puede alargarse por una buena temporada.

Fuentes