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domingo, 24 de septiembre de 2017

No somos cada vez menos inteligentes

Por Yamy

Algunos medios refieren que desde hace algún tiempo se ha advertido que la inteligencia humana está disminuyendo con el transcurso de los años. Las teorías que explican las razones de ese singular fenómeno suelen ser diversas y van desde el uso abusivo de pesticidas o la fluoración del agua hasta el consumo de alimentos procesados. También el incremento de las nuevas tecnologías que nos facilitan la vida, pero nos acorta la acción de pensar, analizar. Sin embargo, ¿serán estas las causas de la inteligencia disminuida?

 

La revista científica Science Direct ha publicado hace muy poco un nuevo estudio que afirma que ninguna de las teorías mencionadas sería la correcta para explicar por qué desde el año 1975 se ha registrado una disminución paulatina de las medias globales de nuestro cociente intelectual. Nada de lo argumentado tendría que ver con la capacidad mental de las personas más jóvenes, sino con el envejecimiento de la población general.

De acuerdo con el sitio digital El Español, si bien es cierto que durante el último siglo la inteligencia de los habitantes de los países más ricos ha experimentado un aumento de forma constante (teóricamente por la mejoría en las condiciones sociales, además de la salud pública), existen pruebas que afirman que ese resultado, llamado “efecto Flynn”, ha entrado en recesión. El retroceso se empezó a entrever hace poco más de una década, por el año 2004, cuando se percibió que la caída en las puntuaciones promedias del cociente intelectual estaba entre los 7 y 10 puntos, por siglo. Además, la hipótesis de la fertilidad sostenía que se podía deber a que las personas más inteligentes suelen tener menos hijos. Sin embargo, existen pocas evidencias científicas que puedan confirmar esa teoría, sobre todo teniendo en cuenta que las pruebas de cociente intelectual han ido variando a lo largo del tiempo, y muchas pudieran ser las causas.

El nuevo trabajo publicado en Science Direct por un equipo liderado por Robin Morris y sus colegas del Kings College de Londres, afirma que han encontrado una forma para evitar los sesgos en las pruebas de cociente intelectual al descomponerlas en categorías según la época. Los investigadores analizaron más de 1 750 pruebas de cociente intelectual desde el año 1972, y tuvieron en cuenta dos tipos de subpruebas: unas en las que se medían la memoria a corto plazo, y otras que medían la memoria de trabajo. Según los expertos, por un lado, la memoria de trabajo se encarga de mantener la información para su procesado, razonamiento y la toma de decisiones; mientras que la memoria a corto plazo se encarga de manipular la información, más allá de retenerla y/o repetirla.

Uno de los primeros pasos del equipo de investigadores fue analizar cómo se han realizado anteriormente las pruebas para determinar el cociente intelectual. Durante el estudio se detectó un patrón claro: las pruebas de memoria a corto plazo han mejorado en base al llamado “efecto Flynn”, mientras que las pruebas de memoria de trabajo han ido decayendo, y esto puede sugerir que ese tipo de inteligencia sería culpable de la decadencia de la inteligencia global. Sin embargo, en un inicio los investigadores ingleses no quisieron sugerir una hipótesis al respecto, pero sí se refirieron a la veracidad acerca de que la memoria a corto plazo es más fácil de mantener con el paso del tiempo que la memoria de trabajo. También pudieron observar una importante tendencia en las pruebas históricas de cociente intelectual: se registró que en los exámenes existía un aumento de personas con 60 años, o más, y como es sabido, la memoria de trabajo disminuye con la edad, mientras que la memoria a corto plazo se conserva.

Según el equipo científico, las pruebas a personas mayores de 60 años podrían ser, en parte, la causa de que en las estadística hayan disminuido las puntuaciones de la memoria de trabajo en los países económicamente más desarrollados. Por tanto, que no cunda el pánico, antes de volver a llegar a conclusiones sobre un tema tan importante, primero habría que realizar nuevas pruebas más rigurosas y específicas, con una muestra más diversas porque por lógica en las personas mayores es evidente el deterioro asociado con el avance de la edad, y ciertamente son frecuentes ciertos factores de inteligencia que se comportan restringidos.