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viernes, 15 de septiembre de 2017

Plan Conejo contra la escasez en Venezuela

Por YCC

Esta semana en cadena nacional de radio y televisión el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció el Plan Conejo, una iniciativa pensada para combatir el desabastecimiento de alimentos que vive ese país desde hace varios años. La tarea se trata de incentivar la cría de conejos en espacios urbanos, y ha sido acogida por los venezolanos de muchas maneras entre bromas y críticas. Muchos piensan que no es una solución totalmente efectiva para el problema tan grande que constituye la escasez alimentaria en la nación bolivariana.

Desde el año 2013, Venezuela enfrenta una escasez crónica en casi todas las esferas, pero puede que la más crítica, o la que más duele, sea la falta de productos de consumo básico, fundamentalmente en alimentación y medicinas, así como de materias primas para la producción industrial. Todo este tiempo el Gobierno ha intentado idear acciones para contrarrestar los hechos, y ha manifestado que la situación es resultado de un complot orquestado entre el imperialismo y la burguesía local; sin embargo, sus críticos achacan la crisis a la obstinación del régimen de Maduro, a quien hacen responsable de que prácticamente haya extinguido la base industrial del país mediante erradas políticas de controles y expropiaciones.

No obstante, cualquiera que sea el origen de la crisis económica actual, el problema existe y las medidas tomadas no lo han logrado resolver. Todo pareciera indicar que la escasez empeorará, y esa perspectiva resulta sumamente inquietante para Venezuela, un país que depende de las importaciones y que ahora, por si fuera poco, enfrenta sanciones financieras de Estados Unidos, y muy posiblemente también de Europa.

El Gobierno de maduro ha tratado de adoptar iniciativas diversas, pero casi siempre risibles. Intentó impulsar el cultivo hidropónico y de corte tradicional en edificios y terrenos que están en desuso de las distintas ciudades, pero como es de esperar, los logros han sido pocos. Un dato interesante es que, incluso, fue creado un ministerio para que estuviera dedicado solo a la agricultura urbana.

Sobre este Plan Conejo se puede decir, hasta ahora, que está liderado por Freddy Bernal, actual ministro de Agricultura Urbana, y quien hace poco tiempo atrás estuvo encargado de organizar los llamados CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción). Los CLAP han sido otra de las soluciones diseñadas por el Gobierno de Maduro para un poco superar las dificultades en la provisión y adquisición de productos de consumo básico; fueron concebidos como células vecinales para producir y distribuir alimentos. En la práctica, los CLAP es un mecanismo que funciona entre los seguidores del Gobierno, y básicamente se dedica a entregar cajas con productos de la cesta básica. Los más críticos del programa cuestionan su naturaleza clientelar, así como la ilegalidad y el sobreprecio que se ha generado por el poco rigor durante la compra de la mercancía, que en su mayoría es importada desde México y Panamá.

De acuerdo con la alocución de Maduro, la fase inicial del Plan Conejo fue entregar ejemplares de ese animal para la cría en 15 comunidades populares del área metropolitana de Caracas. El propio Freddy Bernal afirmó que se sorprendieron cuando se dieron cuenta de que la gente había adoptado con los conejos actitudes de mascotas domésticas.

Por lo general, el conejo no está contemplado en la dieta regular de los venezolanos, como sí lo está el pollo, el cerdo, el pescado y la carne de vaca. El consumo de conejo en el país bolivariano está asociado con costumbres de colonias extranjeras arraigadas en ese territorio, como la canaria o la portuguesa. Sin embargo, Freddy Bernal ha afirmado que se empeñará en hacer que cambie esa percepción; también expresó que a pesar de que para muchos el conejo puede ser una mascota linda y tierna, hay que tener en cuenta que un buen ejemplar puede pesar unos dos kilos y medio, y su carne saludable, de excelente calidad, es alta en proteína sin colesterol.

No obstante, como casi siempre sucede ante medidas del gobierno, las reacciones en las redes fueron diversas y numerosas, muchos se burlaron, mientras que otros se mostraban indignados y dudaban sobre la seriedad de la iniciativa, fue calificada como una solución tan superficial y a largo plazo ante un problema mayúsculo como la crisis alimentaria de Venezuela.