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viernes, 1 de septiembre de 2017

Un año después, el triple asesinato de Madrid sigue sin responsable

Por Eme

Hace un año, en un despacho de abogados en la capital española, dos cubanas y un ecuatoriano murieron a manos de un hombre del cual no se conocía su nombre. Todo indicaba que se trataba de un crimen pasional que involucró a tres inocentes, aunque también se manejaba una teoría del crimen organizado mexicano. Descartado lo segundo, el ex militar estadounidense de origen venezolano, Dahud Hanid-Ortiz, se convirtió en el principal objetivo de la investigación, pues el militar habría aparecido en el despacho luego de descubrir que su esposa le era infiel con el dueño peruano de dicho bufete. 

Dos cubanas y un ecuatoriano, que nada tenían que ver con las razones que llevaron al ex militar estadounidense Dahud Hanid-Ortiz al despacho del abogado peruano Víctor Salas, fueron las víctimas de un triple asesinato en la calle Marcelo Usera de Madrid hace ya un año. La policía manejaba la hipótesis de una venganza, de un cliente enojado, como narcos mexicanos con vínculos con el peruano Salas, pero la investigación los dejó en el sitio del principio, el exmilitar de origen venezolano y de 45 años, Ortiz. Este, que residía en Alemania, había descubierto recientemente que su esposa le era infiel desde hacía tiempo con el abogador peruano de apellido Salas. Incluso Ortiz le había llegado a amenazar mediante correos electrónicos y el propio Salas le había desafiado vía digital.

Salas no pensó que el exmilitar reaccionaría tan mal, y no dio importancia a las amenazas en lo que Ortiz, planificaba vengarse en vivo y en directo, haciendo un viaje desde Baviera, donde residía, hasta el bufete de Usera, en Madrid. Salas casi nunca trabajaba, así que cuando Ortiz llegó el peruano no se encontraba en el bufete, solo las cubanas Elisa Consuegra (abogada, 31 años) y Maritza Osorio, la secretaria de 45 años, la primera en verle la cara al presunto asesino.   

Según se detalla en la investigación, la secretaria Maritza, quien había llegado a España hacía 20 años, fue quien primero lidió con el ex militar Ortiz, cuando este le solicitó una entrevista con el dueño del despacho. Esta le habría indicado que no estaba, pero que le notificaría telefónicamente que se requería su presencia en el despacho. El peruano habría atendido la llamada, y supuso que era Ortiz quien le solicitaba esa mañana. Por supuesto, nunca dio la cara. Quien sí estaba, como todos los días, era la joven abogada cubana, graduada de Derecho de la Universidad de La Habana, Elisa Consuegra, quien realmente llevaba la mayoría de los casos en el despacho y quien buscaba independizarse en los próximos meses. Desde junio de 2016 podía ejercer como abogada, luego de homologar su título en España, y justo cuando estaba levantando, se topaba con un paranoico exmilitar que buscaba matar a su jefe. Ella le explicó, hasta que la discusión fue tomando altos decibeles. La joven cubana fue la primera en morir, tras varias cuchilladas. Mientras la secretaria, Maritza, buscó defenderse con una palanca, que el asesino luego usara para golpearla varias veces en el cráneo hasta matarla.   

No conforme con ello, el asesino esperó horas porque el peruano apareciera en el despacho, mientras el verdadero objetivo de su venganza tomaba la siesta. Allí estuvo a la caza, con los cuerpos de las dos mujeres en el suelo. Aparecería a los minutos del doble homicidio, un taxista ecuatoriano, un cliente que buscaba unos papeles y desconocía que le esperaba la muerte. Presumiblemente, el asesino pensaría que sería el abogado cuando lo atacó y mató. Con tres cadáveres en su espalda, el exmilitar estadounidense, quemó los papeles sobre los cuerpos y desapareció inmediatamente sin dejar rastro y sí pistas falsas. Hace un año, que nadie sabe donde está el verdadero responsable de la muerte de tres inocentes.