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jueves, 19 de octubre de 2017

¿Cómo fabricar un machista?

Por Eme

La psicóloga mexicana Marina Castañeda escuchó durante años quejidos de maridos que reflejaban en esa sociedad el status de macho predominante, y la necesidad de que las mujeres están en el mundo solo para servirles. Con esos criterios armó un libro donde habla de ese machismo sutil, sin violencia, que ella ha nombrado el “machismo invisible”.

Es el tipo de machismo, donde no hay violencia física ni psicológica, pero que igual minimiza a la mujer, y que muchas veces está dado por la crianza de sus padres a sus hijos, tanto hembras como varones. A los varones, porque los educan como el rey de la casa, y como si las mujeres a su alrededor, estuvieran allí solo para servirles en alguna ocasión. La otra está en educar a la niña, como un objeto decorativo, y que está fabricada para desempeñar labores domésticas, y en servir y sacrificarse por el hombre de la casa, si este así lo determinara.

La sumisión comienza desde casa. Eso lo estuvo escuchando por años, en sus sesiones de psicología, la mexicana Marina Castañeda, hasta que decidió escribir un libro al respecto, de lo que hizo llamar como “machismo invisible”. Aquel donde no se golpea, ni se grita, pero igual se minimiza. Por ejemplo, Castañeda, hablaba, de los maridos que dejan de hablarle a sus esposas, porque los interrumpieron en alguna conversación, y no está permitido que me interrumpan, “yo soy el hombre, a mí hay que escucharme primero”. O esos que no dejan que sus esposas manejen, porque “ellos lo hacen mejor”. Ellas, por su parte, solo reciben críticas, y para no escucharlos más, ceden.

A la mujer se le educa para ceder en casi todo. Y eso que las estadísticas demuestran que en México, las mujeres son más precavidas y tienen menos accidentes que los hombres, pero no importa el axioma popular es que las mujeres manejan mal y por tanto es mejor evitar que lo hagan. Otras son esas, donde la mujer es la única con el instinto para criar a los bebés, cuando se desmiente constantemente, cuando padres gays, o viudos, o simplemente solteros, se encargan del cuidado de sus hijos si así fuera.

Es una verdad fabricada, que les ha convenido llevar por siglos a los hombres. Así de simple. Ambos están capacitados para cumplir ese rol, y lo saben. Solo que les sirve más que la mujer se encargue de eso. No hay tal instinto, eso simplemente se aprende, como un millón de tareas domésticas más, que solo le endilgan a las mujeres. Pero esto también sale por la crianza desde casa y se hace extensivo luego hasta en el lenguaje. Porque aunque hagan el mismo papel, el mismo rol laboral, luego la mujer queda en un segundo plano, hasta por la manera de referirse a ellos. La mujer es cocinera, el hombre es chef. Lo cierto es que la mujer no tiene que demostrar lo que es, mientras el hombre hace un esfuerzo siempre, por demostrar que es el “macho”.