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lunes, 9 de octubre de 2017

¿Cuál es el gran negocio entre Rusia y Arabia Saudita?

Por Mayli

Es la primera vez que el rey de Arabia Saudita, Salman bin Abdulaziz, visita Rusia, y estrecha la mano de su mandatario, Vladimir Putin. El hecho histórico se produce con la fachada de que son los dos países máximos exportadores de petróleo, aunque la gran ganancia sería para los rusos, pues venderían a los saudíes un gran arsenal de armas.

Moscú, de la mano de Vladimir Putin, puede darle un giro a sus aliados en el Medio Oriente, luego de la visita por primera vez a Rusia, del rey de Arabia Saudita, Salman bin Abdulaziz. La fachada es que ambos son los máximos exportadores de petróleo a nivel mundial, y los contratos de más de mil millones de dólares sobre el tapete, así lo patentiza.

Pero detrás de todo eso está el trato de comercio de armas, que se llevaría el monarca saudí por la exorbitante cifra de más de 3000 mil millones de dólares. Hay muchos intereses que le separan, como el asunto de Siria, del que tienen posiciones encontradas, pero el comercio de armas puede apaciguar un tanto esto. Para los saudíes, Bashar Al Asad, es un dictador que debiera abandonar Siria, y han estado en el bando contrario ruso desde el principio, pero el Kremlin, utilizaría esta visita, para dejar un mensaje de cuanta es su voluntad e influencia en el Medio Oriente. Claro que Riad viene haciendo esfuerzos también por diversificarse económica y políticamente, cambiar de aliados, sobre todo en el plano militar. El éxito de Moscú en el asunto Siria pudiera impactarles a los saudíes.

El rey ha dado sus pasos, incluso en el plano social, aboliendo hace poco la prohibición a las mujeres de conducir, e incluso les permitió en una ocasión visitar un estadio, algo que tampoco podían hacer, en pleno siglo XXI. Algunos expertos refieren que si la férrea monarquía saudí ha permitido tales cambios, también pudiera variar algunas nociones en el plano político, dejando de lado a su gran aliado histórico, los Estados Unidos.

Al menos en cuestión de dependencia, si se diversifican con Rusia, la tienen menos con los americanos. Con Barack Obama esta dependencia fue menor que con las otras administraciones, brecha que ahora utiliza Rusia. El monarca, de 81 años, diría que entre ambos países había deseos comunes de paz y prosperidad. Arabia Saudita no tuvo relaciones con Moscú hasta la caída del bloque socialista en 1991, aunque siempre distantes por la influencia americana. Incluso con este nuevo aliado, los sauditas garantizan que el tema de los derechos humanos dentro de su país quede silenciado. Moscú no hace preguntas incómodas. Para Rusia, los acuerdos armamentísticos con Arabia conducen igualmente a mandarle un mensaje al gobierno de Donald Trump. Manda a decir que los norteamericanos no son los únicos protagonistas en la región. Ellos también son importantes.