Dayana era solo una niña
Nuevamente la sociedad mexicana está impactada. Nuevamente otra víctima de feminicidio aparece en las portadas de los diarios, en la web, en la televisión. Sin embargo, el dolor esta vez es mucho mayor para todos, porque se trata de una niñita de tan solo cinco años de edad. Su nombre era Dayana, y su caso viene a confirmar que ser niña en México muchas veces significa crecer en un medio hostil, lleno de amenazas y obstáculos.
La pequeña nunca pensó que tomar unas monedas y salir a la tienda más cercana para comprar dulces le iba a costar la vida. Salió sin el permiso de su madre, hacia el establecimiento que quedaba solo a unos metros de su casa. Ese pequeño tramo fue suficiente para que un hombre se la llevara cuando iba de regreso. Supuestamente el secuestrador revisaba una llanta de su vehículo, pero en realidad la estaba cazando. Le tapó la boca y la subió a una camioneta. Los vecinos intentaron detener el secuestro, pero no lo consiguieron. Dayana simplemente desapareció en el interior del auto de un desconocido y jamás llegó a su hogar, donde estaba su familia. La menor vivía con su madre, Alma Delia, de 22 años, su padrastro y sus abuelos en la población de San Pedro, en el municipio de Navolato.
El hecho se produjo en Sinaloa, en el norte de México, uno de los territorios más peligrosos para las féminas en el país azteca. Los habitantes de San Pedro bloquearon las calles de la localidad el pasado 9 de junio, tres días de producirse la desaparición de la niña, para reclamar su regreso viva a casa. Incluso, el cumpleaños de la pequeña tenía lugar un mes después, en medio de una pesquisa abierta a nivel nacional para hallarla con vida. De acuerdo con la ficha de la Alerta Amber (programa de difusión masiva para localizar menores de edad) y las versiones aportadas por los testigos, el secuestrador usaba una gorra para ocultar su identidad y su coche carecía de placas.
La búsqueda de la niña duró cuatro meses hasta que este fin de semana la Fiscalía confirmó que su cuerpo fue hallado en un campo agrícola, a tan solo cuatro kilómetros de distancia de donde fue raptada, luego de la llamada realizada por un ciudadano a los teléfonos de emergencia. Las pruebas periciales y de genética forense confirmaron la identidad de la víctima. Hasta el momento se sabe que existen indicios de que fue asesinada en otro lugar, por lo que las autoridades han comenzado una nueva investigación por feminicidio y privación ilegal de la libertad, una modalidad de secuestro en la que no se pide un rescate. La Fiscalía se ha comprometido a encontrar a los culpables.
