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martes, 17 de octubre de 2017

Descubren otra cicatriz en el hielo antártico

Por erne91javier

Un agujero masivo, tan grande como el Lago Superior o Portugal, se descubrió esta semana en la cubierta de hielo marino de invierno alrededor de la Antártida, informó la Universidad canadiense de Toronto Mississauga. Esta abertura, conocida como polinia, es la más grande observada en el mar de Weddell desde la década de 1970. En su extensión más grande, la polinia de este invierno tenía una área del agua abierta cerca de 80 mil kilómetros cuadrados, lo cual marca el segundo año consecutivo en el que el agujero se ha formado, aunque no fue tan grande en el año 2016, han declarado científicos.

Sin el efecto aislante de la cubierta de hielo marino, una polinia permite que la atmósfera y el océano intercambien calor, momentum y humedad, lo que lleva a impactos significativos sobre el clima. La convección del océano sucede en el interior de la polinia que trae agua más caliente a la superficie que derrite el hielo del mar e impide que el nuevo hielo se forme. El profesor Kent Moore de la Universidad de Toronto Mississauga colabora con miembros del proyecto de Observaciones y Modelización del Carbono y Clima del Sur para investigar estos fenómenos y sus impactos climáticos. Debido a la dureza del invierno antártico y a las dificultades de operar dentro de su hielo, existen pocas observaciones directas de estas polinias y sus efectos sobre la circulación atmosférica y oceánica.

La noticia se supo justo cuando el planeta empieza a cicatrizar la herida producida por los humanos en la capa de ozono, los científicos creen que los dos fenómenos puedes estar estrechamente vinculados . Cerca de tres décadas luego de que el acuerdo internacional conocido como Protocolo de Montreal prohibiera la emisión de los gases que destruyen esta capa que protege a los seres vivos de los rayos solares más peligrosos, un estudio científico ha detectado signos de mejora a largo plazo en los niveles de ozono en las capas altas de la atmósfera. En especial, se ha registrado datos esperanzadores en el agujero de la capa de ozono situado sobre la Antártida.

La solución de este problema causado por la acción humana es lenta pero parece estar bien encaminada, según los datos que presenta un equipo internacional este 1 de julio en un artículo publicado en la revista Science . Los datos analizados por el equipo que encabeza la profesora Susan Solomon, del Massachusetts Institute of Technology, en Cambridge (EE.UU), indican que en septiembre de 2015, el agujero en la capa de ozono sobre la Antártida era 4 millones de kilómetros cuadrados más pequeño en relación con las dimensiones del mismo mes del año 2000. Los análisis a largo plazo confirman, en este sentido, que pese a mantenerse importantes variaciones estacionales, el balance global es que la capa de ozono sigue recuperando sus dimensiones y grosor. A medida que las concentraciones de cloro continúen disipándose de las capas altas de la atmósfera el agujero en la capa de ozono seguirá reduciendose hasta cerrarse definitivamente hacia el año 2050, según las estimaciones de los científicos.

Básicamente, las consecuencias del agujero de la capa de ozono están en la mayor radiación ultravioleta, perjudicial para la salud de los seres vivos. En el hombre, los peligros de cáncer a la piel y de cataratas en los ojos, son los más evidentes. Se espera un debilitamiento en el sistema inmunológico y por lo tanto una mayor susceptibilidad a las enfermedades infecciosas, y con ello una menor efectividad de las vacunas.

La radiación ultravioleta es una forma de energía radiante del sol. Mientras más corta es la longitud de onda, mayor es la energía. En general, las ondas UV B y UV C, son las que más afectarán a los seres vivos. A pesar de que el problema más grave se centra en la Antártida y las tierras emergidas más próximas, las consecuencias se deben esperar en el planeta entero, con mayores o menores riesgos según su localización. La radiación ultravioleta varía con la latitud, estación del año, hora del día, altitud, cubierta de nubes, lluvia y contaminación atmosférica. También se debe tener en cuenta que la radiación varía de año en año, dependiendo principalmente de las condiciones naturales del planeta (por ejemplo, el debilitamiento es mayor cuando se producen erupciones volcánicas violentas y prolongadas).