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lunes, 9 de octubre de 2017

El divorcio también puede ser hereditario

Por Diana M.

Si desea conocer qué posibilidades tiene de triunfar en su matrimonio y permanecer juntos “hasta que la muerte los separe”, según dicta la ley de Dios, pregúntese primero: ¿acaso mis padres lo lograron?... Y es que una reciente investigación hecha por profesionales de la Universidad de de la Mancomunidad Virginia (VCU), en los Estados Unidos, demostró que los problemas de pareja se heredan genéticamente, los hijos de padres divorciados son más propensos a tener problemas en las relaciones maritales que aquellos que crecen en familias biparentales.

Los investigadores tomaron como campo de estudio a Suecia, analizando sus datos demográficos. Como conclusión, los analistas aseveran que las personas adoptadas se asemejaban a sus padres y hermanos biológicos, no así a los adoptivos, en cuanto a sus historias de divorcio. Por tanto, no es el desarrollo social o cultural el principal factor que incluye en el desenvolvimiento de una unión marital.

La autora principal del estudio y profesora asistente del Departamento de Psicología en el Colegio de Humanidades y Ciencias en la VCU, Jessica Salvatore, afirmó: “Encontramos pruebas sólidas de que los factores genéticos explican fundamentalmente la transmisión intergeneracional del divorcio”.

Son muchos los expertos, analistas u otros, que dialogan, debaten, opinan sobre la nueva teoría fundada. Tal es el caso del profesor de psiquiatría y genética humana y molecular en el Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la VCU, Kenneth Kendler. Según el galeno, la causa genética supone un hallazgo bastante significativo, ya que todas las investigaciones anteriores apuntaban a que el divorcio podía transmitirse de generación en generación, sí, pero de manera psicológica.

Durante la última década, han sido muchas las investigaciones que se han centrado en tan polémico tema. Muchas de ella se han abocado a intentar determinar cuáles son las variables que presentan un mayor riesgo de divorcio. Entre ellas se han identificado los matrimonios a corta edad, desempleo, bajo nivel educacional, pobreza, convivencia con otra pareja antes del matrimonio, la tenencia de hijos fuera del matrimonio, diferencias raciales. También, falta de respeto muto, falta de identidad como individuos únicos, excesivo control, poca intimidad, y la incapacidad de resolver conflictos.

Ya sea que se produzca por una u otra razón, el hecho es que el acto de divorciarse implica trastornos, laceraciones, marcas indelebles para al menos uno de los integrantes del binomio. Evitarlo, cultivar el entendimiento y la tolerancia, son clave para sostener un matrimonio duradero y feliz. Aún más cuando factores hereditarios y genéticos atentan contra nuestra estabilidad.