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sábado, 7 de octubre de 2017

Ellas son las primeras en aburrirse en la cama

Por Elizabeth Almeida

Científicos de la reconocida Universidad de Southhampton en Inglaterra, hicieron el trabajo con una muestra de más de 11.000 participantes y descubrieron que la falta de interés en el sexo aumentó entre las mujeres que mantenían una relación de más de un año. Este descubrimiento llevó a los científicos a concluir que las mujeres al cabo de un año de relación pierden el interés sexual en su pareja mucho más rápido que los hombres, pues apenas un 15% de ellos tuvo esa situación. Incluso las cifras afirman que en una pareja de entre 5 y 15 años, ellas fueron un 137% más propensas a perder completamente la pasión por su esposo.

Muchas personas afirman que el deseo sexual de las mujeres casadas o en convivencia es inferior al de los hombres con el mismo estado civil. Por largo tiempo la gente ha pensado que esto se debe a que las féminas simplemente tienen baja libido, un estereotipo muy afianzado por numerosas comedias, películas y chistes populares que han hecho célebres las excusas al estilo tengo dolor de cabeza, para negarse a mantener encuentros sexuales con su pareja. Un reciente estudio realizado en Gran Bretaña demuestra que el problema no es precisamente de apetito sexual, sino de aburrimiento. La conclusión es simple: las mujeres se aburren de sus maridos mucho más pronto que ellos.

Científicos de la reconocida Universidad de Southhampton en Inglaterra, hicieron el trabajo con una muestra de más de 11.000 participantes y descubrieron que la falta de interés en el sexo aumentó entre las mujeres que mantenían una relación de con una relación de más de un año. Lo interesante es que aquellas que habían tenido pareja estable entre 1 y 5 años fueron casi un 45 por ciento más propensas a haber perdido el interés sexual que en el primer caso.

Este descubrimiento llevó a los científicos a concluir que las mujeres al cabo de un año de relación pierden el interés sexual en su pareja mucho más rápido que los hombres, pues apenas un 15% de ellos tuvo esa situación. Incluso las cifras afirman que en una pareja de entre 5 y 15 años, ellas fueron un 137% más propensas a perder completamente la pasión por su esposo.

La sexóloga Esther Perel, autora del libro Mating in Captivity, confirma que los hombres permanecen por más tiempo atraídos sexualmente a su pareja y que su distanciamiento se produce mucho más lentamente, mientras que el interés de las mujeres se pierde en poco tiempo y de forma precipitada.

Para muchas de las mujeres, el hecho de formalizar la relación detona este fenómeno. El matrimonio o la convivencia facilitan tener un compañero sexual, y eso, a lo que se suma la familiaridad, conduce a relaciones sexuales mucho menos creativas e interesantes.

De hecho, el estudio de Southampton demostró que ser madre funciona como un matapasiones. En parejas con hijos, el 50% de las mujeres se mostraban infelices con su vida sexual, un número muy superior a aquellas que no los tienen. Los investigadores señalaron que esto se debe principalmente a que ellas sienten dolor durante el coito luego del parto o que están demasiado agotadas para tener relaciones en medio de la crianza de un bebé.

Según apuntan los sexólogos los hombres son más generosos en las relaciones comprometidas y viven más pendientes de qué tan excitada está su pareja y cómo intentar darle más placer, a tal punto que la calidad de su experiencia depende en gran medida de lo que ella disfrute.

Por el contrario, la sexualidad femenina tiene un elemento más narcisista. Mientras ellos quieren satisfacer a su chica, a ellas las motiva más sentirse deseadas. En ese sentido la sexualidad femenina es completamente lo opuesto a lo que vive en su mundo social donde debe estar más pendiente de las necesidades de los demás. Para estar a tono con su deseo necesita estar bien concentrada en su placer y su sensación y esto le exige no pensar en otros.

Esa falta de deseo no significa necesariamente que ellas tengan más riesgo de caer en la infidelidad. Aunque en algunos estudios se destaca como un hecho que ellas, al igual que los hombres, no están programadas biológicamente para la monogamia, pero por razones culturales las mujeres escogen limitar sus encuentros sexuales.