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domingo, 1 de octubre de 2017

Gran Bretaña, en guerra contra la homeopatía

Por ElizabethF.

Ya va siendo habitual que en varios países europeos los médicos receten homeopatía a sus pacientes. Reino Unido es uno de los lugares donde ocurre con regularidad. No obstante, esta situación está cambiando, desde que hace algunas semanas el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) publicara una lista donde se incluyen tanto la homeopatía, tratamientos herbales, así como otros fármacos que, según ellos, son de “eficacia cuestionable”. Los productos incluidos en ese listado serán retirados de la financiación pública.

Las causas de esa decisión son tanto científicas como económicas. Y que, normalmente, el costo de los tratamientos recetados por médicos del NHS son costeados por el Estado. En el caso de la homeopatía, el NHC gasta cada año alrededor de 92 000 libras (103.500 euros). El Comité de Ciencia y Tecnología de la Cámara de los Comunes, concluyó en un informe que el uso de la homeopatía “no está basado en evidencia y el beneficio se debe al efecto placebo”. Ciertamente, el debate sobre la efectividad de ese tipo de productos no es exclusivo de Gran Bretaña.

Otros tratamientos que podrían ser prohibidos en breve por el NHS incluyen los que son a base de hierbas, ácidos grasos omega-3 y el uso sin licencia del co-proxamol analgésico, que fue retirado del mercado en 2007 debido a preocupaciones sobre su seguridad. Incluso, se reveló que los planes de reducción de costos podrían impedir que los médicos del NHS proporcionen vacunas de viaje, recetas para pastillas contra la fiebre y alimentos sin gluten para las personas celíacas.

“El NHS es probablemente el servicio de salud más eficiente del mundo, pero como todos los países todavía hay desperdicio e ineficiencia que estamos decididos a erradicar”, justificó Simon Stevens, presidente ejecutivo de esa organización. “El público espera que el NHS utilice cada libra sabiamente, y hoy estamos tomando medidas prácticas para liberar fondos, con el objetivo de poder gastar mejor en medicamentos y tratamientos modernos”.

La homeopatía, cuyos principios fundacionales fueron establecidos por el médico alemán Samuel Hahnemann, en 1796, se trata de un principio activo que es diluido en 99 partes de agua, alcohol o lactosa, cuyo resultado es una dilución 1 CH o centesimal hahnemaniano. A continuación, se toma una parte de esa primera dilución y se mezcla con otras 99 del disolvente elegido (2 CH); luego, se toma una parte de esa segunda dilución y se mezcla con otras 99 del disolvente (3 CH); y así sucesivamente. En las farmacias, se venden habitualmente remedios contra la gripe con diluciones de 200 CH. Algunas pruebas de laboratorio indican que los preparados homeopáticos no tienen más que azúcar. “Los principios de la homeopatía son tonterías”, ha sentenciado la Sociedad Estadounidense de Química (ACS).

Por otro lado, en algunos casos se corre el peligro de que los pacientes abandonen los tratamientos tradicionales, si consideran que la homeopatía causa algún efecto en ellos. De hecho, informes recientes sugieren que las llamadas “medicinas alternativas” aumentan hasta un 40 % el riesgo de muerte en pacientes con cáncer.