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lunes, 2 de octubre de 2017

La anorexia sigue preocupando

Por Yamy

La anorexia está cada vez más generalizada y los expertos aseguran que han aumentado los pacientes que la padecen “en edad prepuberal”, dejando de ser un tormento exclusivo en jóvenes y adolescentes. Además, también se ha extendido a los adultos entre los 30 y los 40 años de edad. De acuerdo con medios digitales, el 15% de la población española sufre algún trastorno alimentario.

La anorexia es un grave problema de salud y se refiere al trastorno de la conducta alimentaria que supone una importante pérdida de peso estimulada por el propio enfermo, quien se provoca a sí mismo el estado de inanición. Las personas que padecen anorexia sienten el temor constante a aumentar de peso, además tienen una percepción distorsionada y delirante de su propio cuerpo y por eso el enfermo siempre se ve gordo aunque en realidad se encuentre por debajo de los valores normopeso recomendados. Esta situación obsesiva de control induce a la progresiva disminución del peso mediante ayunos y la reducción drástica de la ingesta de alimentos.

Por lo general, la anorexia comienza con la eliminación de los hidratos de carbono de la dieta diaria porque existe la falsa creencia de que engordan. Luego de forma inmediata los pacientes rechazan las grasas, las proteínas e incluso los líquidos, y es por eso que en muchos casos se evidencia una deshidratación extrema. Pero eso no es todo, a esas medidas tan radicales se le pueden agregar otras conductas como la utilización de diuréticos, laxantes, purgas, así como los vómitos provocados o el exceso de ejercicio físico, todo para controlar el peso. En los pacientes más críticos se han registrado pérdidas del peso corporal hasta en un 15 y un 50%. Evidentemente, la anorexia suele asociarse con alteraciones psicológicas graves que provocan la inapetencia y también cambios de comportamiento, de la conducta emocional y la estigmatización del cuerpo.

La causa de la anorexia es desconocida, pero los factores y las etiquetas sociales son muy importantes. Los expertos indican que aunque existen muchos agentes socioculturales que pueden desencadenar esa enfermedad, es probable que una parte de la población tenga mayor predisposición física a sufrir ese trastorno, independientemente de la presión que pueda ejercer el entorno. Entre los factores generales asociados a cierta vulnerabilidad biológica, que es lo que precipita el desarrollo del padecimiento, se encuentra la obesidad propia del enfermo, la obesidad de su mamá, el impacto por la muerte o la enfermedad de un ser querido, el divorcio de los padres, alejamiento del hogar, fracasos escolares, accidentes, y otros sucesos traumáticos.

Los síntomas pueden ser diversos. La anorexia se caracteriza por la pérdida significativa de peso provocada por el enfermo, esa es la primera señal, y, sobre todo, cuando es evidente que el sujeto tiene una errada percepción de su cuerpo, es decir, se ve obeso cuando no lo está. Como consecuencia rápidamente surgen los problemas endocrinos.

Pero los principales síntomas que determinan la aparición de la anorexia es cuando surge la obsesión con el tema del peso corporal y el enfermo rechaza mantenerse por encima del mínimo adecuado para su edad y talla. También se le asocia el miedo constante, no es solo que quiera permanecer con un peso determinado, es que le atemoriza subir unos gramos. Cuando las mujeres anoréxicas evidencian la ausencia de tres ciclos menstruales consecutivos, es cuando se dispara la alarma médica. Otros síntomas presentes en los anoréxicos son el estreñimiento, el dolor abdominal y los vómitos.

En este proceso suele ser la familia y las personas muy allegadas los primeros en detectar un comportamiento anómalo, y serán los encargados de notificarlo porque los anoréxicos jamás asumen que tienen un problema de salud hasta que ya está muy avanzado, incluso nunca lo admiten. Es por eso que se impone descubrir si existe preocupación excesiva por la composición calórica de los alimentos y por el modo de prepararlos, y por tanto la reducción progresiva de la ingesta hasta incluso comer cantidades risibles, o nada, así como la utilización de trampas para evitar la comida. También es un indicador la constante sensación de frío producida por la disminución del gasto energético, la hiperactividad, obsesión por la imagen, la báscula, los estudios y el deporte.

En las personas anoréxicas, además de ser común que se manifieste una alteración de la sensación de saciedad y la plenitud antes de las comidas, suelen emerger otros rasgos típicos como la irritabilidad, la depresión y los trastornos emocionales o de la personalidad, hinchazón, o incluso ausencia de sensaciones. Las consecuencias clínicas pueden ser diversas, por ejemplo que se reduzcan las pulsaciones cardíacas, la ocurrencia de arritmias que pueden derivar en un paro cardíaco, la baja la presión arterial, disminución de la masa ósea y, cuando el anoréxico tiene pocos años, es niño o adolescente, se contiene la velocidad de crecimiento.

También es común que disminuya la motilidad intestinal, y por tanto sea crónico el estreñimiento, que surja la anemia, y aparezca un vello fino y largo, llamado lanudo, en espalda, antebrazos, muslos, cuello y mejillas. Es usual que al enfermo de anorexia la piel se le deshidrate, se le note seca y agrietada. En muchas ocasiones muestran una coloración amarillenta en las palmas de las manos y de los pies debido a la acumulación de carótenos en las glándulas sebáceas. Pueden perder cabello, tener uñas quebradas, y presentar problemas con dientes y edemas periféricos.

El mejor tratamiento es la prevención, por tanto será fundamental estar pendientes de niños y adolescentes porque son las etapas más vulnerables. Es preciso observar el comportamiento para detectar signos de anorexia. Sin embargo, el tratamiento estará encaminado a corregir la malnutrición, recuperar los hábitos alimenticios y solucionar los trastornos psíquicos que pueda presentar el paciente porque puede implicar un mayor riesgo de muerte. Cuando se inicia el proceso de realimentación puede provocar molestias digestivas porque el cuerpo perdió costumbre de ingerir alimentos. Con el tiempo se restablecerá la situación biológica y volverá la menstruación.

Los expertos aclaran que recuperar peso corporal no es sinónimo de curación, porque más que todo la anorexia es una enfermedad psiquiátrica. El tratamiento deberá coordinar los servicios de psiquiatría, endocrinología y pediatría, y luego el paciente necesitará seguimiento para evitar recaídas y para comprobar que se reestructuren las ideas racionales, eliminar la percepción errónea del cuerpo, mejorar la autoestima, y desarrollar las habilidades sociales y comunicativas entre el enfermo y su entorno.

Cerca del 95% de las personas que sufren anorexia son mujeres, y por lo general comienza en la adolescencia, a veces antes y menos frecuentemente en la etapa adulta. Los colectivos más propensos a sufrirla pueden ser variados, pero es más común en gimnastas, bailarinas o modelos, por el rigor físico y la presión social con los que viven. La anorexia nerviosa afecta más a las personas de clase socioeconómica de media a alta. Puede ser leve y transitoria, o grave y duradera. Las estadísticas refieren tasas letales tan altas como del 10 al 20%. No obstante, como los casos leves pueden no ser diagnosticados, se desconoce exactamente cuántas personas tienen anorexia nerviosa o qué porcentaje muere por ella.