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domingo, 1 de octubre de 2017

La curiosa vida de un humano-perro

Por Elizabeth Almeida

Si crees que ya conoces muchas manías y hábitos extraños en los seres humanos te invitamos a compartir un caso que de seguro no conocías. La relación entre los humanos y los animales de compañía es ancestral pues el hombre siempre ha encontrado en algunas especies afecto y consuelo. Recientemente estos límites parecen difuminarse y es en este contexto donde ha surgido un peculiar movimiento conocido como los humanos-perros.

 

El movimiento de los humanos-perros comenzó en los Estados Unidos aunque en los últimos 15 años se ha expandido muy rápidamente alrededor de todo el mundo. Su presencia es muy fuerte en países como Reino Unido, Alemania, Bélgica, Holanda, Australia y Brasil.

Pup Bain -nombre que se puede traducir al español como "Cachorro Bain"– es un famoso ejemplo de los hombres-perro. Este holandés, vive en la capital británica, y en sus actividades diarias se dedica al diseño web. Se describe a sí mismo como un chico tímido e introvertido pero este comportamiento es lo opuesto al que tiene cuando se transforma en perro.

Aunque a muchos les parezca difícil de comprender, el de los humanos-perros es un estilo de vida que se deriva de las prácticas más populares de sumisión y sado-masoquismo. Según describen sus practicantes, esta tendencia empezó a popularizarse hace unos 15 años, cuando el internet permitió la comunicación entre aquellos que comparten ese tipo particular de fetichismo.

Aunque en la comunidad hay todo tipo de personas, sus integrantes suelen ser principalmente hombres homosexuales. A muchos les complace vestirse con prendas de cuero, sin embargo, otros encuentran placer en el tipo de interacción común entre una mascota y su amo. Aunque, como explica un documental transmitido en Reino Unido – The Secret Life of the Human Pups - la práctica en si no tiene ningún tipo de relación con la zoofilia.

Además, si bien es cierto este tipo de relaciones tienen un vínculo con lo erótico, no siempre está relacionado necesariamente con la sexualidad ya que a muchos grupos de humanos-perros les gusta reunirse simplemente a jugar. Por lo demás dentro de los grupos de humanos-perros existen dos de roles: amo y mascota. La relación que se desarrolla entre ambos es exactamente igual a las que existen entre un humano y una verdadera mascota animal.

Aquel que ejerce el rol dominante, puede ser bien un dueño o simplemente un encargado del humano-perro. Si te conviertes en un dueño de un humano-perro automáticamente debe poner en su collar una placa con el nombre y los datos de la persona a la cual le pertenece y en ese momento deja de ser tratado como un humano-perro extraviado.

Los humanos-perros y sus amos suelen verse en lugares privados, en casa de conocidos o en eventos especiales para su comunidad. En estas sesiones, los humanos-perros no hablan si no que ladran, reciben órdenes de sus dueños, se sientan, dan vueltas, se hacen los muertos, y reciben premios por su obediencia. También pueden jugar con otros humanos-perros y se ponen boca arriba para que los humanos les rasquen la barriga y los acaricien.

Aunque el porcentaje de humanos-perros que lleva la experiencia al nivel superior es muy baja, existen algunos individuos que no utilizan el baño sino que emplean un pañal para hacer sus necesidades básicas.

Contrario a las especulaciones, aunque algunos de esos encuentros pueden terminar en relaciones sexuales, esa no es necesariamente la razón principal de su comportamiento. Muchos integrantes de la comunidad expresan que la verdadera razón por la que la gran mayoría encuentra placer en esa práctica es porque durante el momento que dura, pueden olvidarse completamente de sus preocupaciones o de las presiones que normalmente enfrentan en el trabajo y su vida social como humanos.