Enviar por email

tu nombre: email destino: mensaje:
Nombre de Usuario: Email: Contraseña: Confirmar Contraseña:
Entra con
Confirmando registro ...

Edita tu perfil:

Usuario:
País: Población: Provincia:
Género: Cumpleaños:
Email: Web:
Como te describes:
Contraseña: Nueva contraseña: Repite contraseña:

miércoles, 11 de octubre de 2017

La lluvia, oro para el Líbano

Por javier91

Las lluvias suelen ser un episodio común en muchos países, al menos para los que permanecen sin una afectación grave del calentamiento global. En el Líbano, las precipitaciones son rara avis. Desde enero hasta esta fecha ni una sola gota de agua irrigó los campos o las fuentes hídricas de este país y como resultado la sequía formaba parte del panorama nacional. Sin embargo y por suerte llegó la lluvia y comenzó a cambiar el escenario porque alimenta la esperanza de cosechas superiores y la posibilidad de disfrutar de un servicio más frecuente. Por su ubicación geográfica y sus limitadas potencialidades acuíferas, el suministro de agua depende de las autoridades municipales que cobran 50 dólares al mes por ofrecer pipas de agua a los residentes.

Aún así ese servicio no es del todo satisfactorio. En algunos barrios es agua salobre que implica algunas precauciones domésticas. Durante estos días, los residentes capitalinos disfrutan de las gotas remitidas por la madre Naturaleza, en una especie de honra por no olvidarse de sus hijos. Mohammad Nashri, un empleado de banco, declaró que era una bendición la llegada de las precipitaciones, en tanto que esperaba una disminución de las temperaturas ante un otoño tan largo y caluroso. Los termómetros ubicados en algunos puntos de Beirut marcaban hasta más de 35 grados Celsius y el asfalto casi se convertía en una enorme sartén o plancha para asados.

La esperanza de los libaneses se cifraba en la llegada del invierno cuando la nieve copa las montañas que rodean la ciudad para un posterior deshielo e irrigación de los campos. Tomar en cuenta que este país de unos 10 mil 500 kilómetros cuadrados y unos cinco millones de habitantes, tiene un fuerte componente agrícola que se expresa en la diversidad de vegetales, tubérculos y frutas presentes en el mercado. Flanqueado por desiertos o zonas semidesérticas, sobre El Líbano pende la amenaza de transformarse en una planicie sin vegetación alguna. Entre la sequía y la presumible subida del nivel de los mares, la nación mediterránea requiere de un régimen lluvioso generoso que impida ese futuro arenoso porvenir. Por tal motivo, los libaneses celebran el acontecimiento de las primeras precipitaciones del año como la llegada de un familiar muy cercano. 

"Al menos el 40% del grano se dañó y si no llueve en los próximos días, las pérdidas aumentarán considerablemente ocasionando la quiebra total de los cafeteros": dijo el alcalde del municipio Jesús Antonio Giraldo Vega. La sequía en el Líbano ha ocasionado la reducción considerable de los ríos Azufrado y Lagunilla, zona de mayor concentración del preciado líquido para los cafeteros, a quienes se les está haciendo un censo para cuantificar las pérdidas. Lo que más preocupa a los cafeteros, no solo del Líbano sino de todo el Tolima, según el mandatario Giraldo Vega, es que cuando no los azota el tema climático, los flagela el asunto del precio de compra o la adquisición de insumos que cada día suben más.

La sequía se produce por la escasez o falta total de lluvias en determinada zona. Se habla de sequía meteorológica cuando las precipitaciones son menores a las medias para determinada época y zona geográfica. La falta de lluvias, puede producir sequía hidrológica, en la cual la demanda de agua para las actividades de determinada área no puede ser satisfecha normalmente. Cuando la sequía llega a grados extremos, se produce el fenómeno conocido como aridez. Las consecuencias de la sequía afectan a todos los seres vivientes.

En el contexto agrícola, el agua es fundamental para el desarrollo de los cultivos, que sufren la sequía dando como resultados cosechas menores y de baja calidad. En cuanto a la vegetación silvestre del planeta, la sequía puede producir enfermedades a las plantas, disminuyendo su normal desarrollo o incluso generando enfermedades del crecimiento a los diferentes vegetales, resultado del llamado estrés hídrico. En los animales la sequía puede producir deshidratación y hasta la muerte. En los humanos en zonas donde no existen reservas de agua dulce para consumo, también las consecuencias pueden llegar a ser mortales, ya que la falta de agua dulce influye también en la higiene y la transmisión de enfermedades.

Normalmente se distinguen tres tipos de sequía, que son: La sequía meteorológica: ocurre cuando no llueve -o llueve muy poco- durante un tiempo determinado. La sequía agrícola: afecta a la producción de cultivos de la zona. Por lo general, es causada por la falta de lluvia, pero también puede ser provocada por una actividad agrícola mal planificada. La hidrológica: se produce cuando las reservas de agua disponible se sitúan por debajo de la media. Normalmente, es provocada por la falta de precipitaciones, pero el ser humano también suele ser responsable, tal y como ocurrió con el mar de Aral.