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domingo, 8 de octubre de 2017

La maternidad subrogada tiene fecha de caducidad en la India

Por Elizabeth Almeida

Esta práctica, que hasta el momento suponía una mejora económica para ellas, dejará de constituir una vía de obtener dinero. El principal objetivo de la norma es prohibir la subrogación comercial, de modo que esta práctica pase a ser altruista y se realice, por obligación, a través de un familiar directo o una amiga muy cercana de los futuros padres. Esta situación a pocos convence y a muchos les incomoda. Si se tiene en consideración la estructura del núcleo familiar indio, en el que conviven juntos padres, abuelos, hermanos y primos, la situación se puede complicar todavía más. Los expertos alertan que esto podría derivar en una apertura de un mercado negro que pondrá en peligro la vida y la seguridad de miles de mujeres indias que buscarán cualquier forma de conseguir ingresos para sus hogares.

India muy pronto dejará de ser considerada como el útero del mundo. Una nueva ley sobre la llamada maternidad subrogada, legal desde el año 2002, pretende restringir drásticamente la práctica y convertirla en un acto puramente altruista al igual que ya lo han hecho sus vecinos de Corea del Sur y Vietnam. De igual manera se pretende excluir a extranjeros y homosexuales, que ya no podrán convertirse en padres de hijos gestados por mujeres indias.

Estos debates se deben principalmente a que los denominados vientres de alquiler florecieron en la India durante los últimos 15 años en un verdadero negocio que, según estimaciones de las Naciones Unidas en el 2012, mueve alrededor de 400 millones de dólares por año.

En el subcontinente indio existen alrededor de 3.000 clínicas que ofrecen diferentes alternativas para combatir la infertilidad, un problema que afecta hoy en día a alrededor de 27 millones de parejas en la India, y que, considerándose algo sumamente degradante, suele pagarse con el precio del honor familiar.

Las clínicas de fertilidad se presentan ante la sociedad india como una salvación por la que vale la pena invertir todos los ahorros y la paciencia de toda una vida. Esos centros presentan la subrogación en sus catálogos como algo distinguido, desde que reconocidos actores de Bollywood han empezado a recurrir a esta práctica. Uno de los últimos ha sido el famosísimo Karan Johar, quien recientemente se convirtió en padre de unos gemelos.

El precio, que varía entre los 15.000 y los 30.000 dólares, supone un verdadero reto económico que no son capaces de afrontar el 80% de parejas estériles de la nación. Pero esa misma cantidad constituye, en cambio, una muy asequible oferta para los más de 10.000 extranjeros que viajan cada año a la India para firmar contratos para que una mujer local geste a sus hijos.

Los aspirantes a padres son la parte a la que más se protege durante todo el proceso de subrogación y lastimosamente las gestantes suelen ser las más vulnerables. Dichos contratos, en la mayoría de casos se redactan exclusivamente en inglés y son firmados por mujeres cuyo nivel de educación no les permite escribir ni siquiera en su propia lengua.

Muchos no garantizan información sobre los posibles riesgos ni un apoyo legal sólido en caso de complicaciones en el parto o la pérdida natural del bebé, según denuncian los múltiples defensores de los derechos de estas mujeres.

Las madres subrogadas en muchos casos pertenecen al 65% de indias que, según el último censo realizado, viven por debajo del umbral de la pobreza y la exclusión social. Sin embargo, para lograr ser aceptadas por las clínicas como candidata no pueden pertenecer a castas excesivamente bajas. A pesar de ello su nivel cultural, que suele ser muy bajo, las limita a la hora de tomar decisiones sobre su sexualidad y, además, la primera exigencia del contrato de subrogación es que lleguen acompañadas de la autorización de sus esposos.

Esta práctica, que hasta el momento suponía una mejora económica para ellas, dejará de constituir una vía de obtener dinero. El principal objetivo de la norma es prohibir la subrogación comercial, de modo que esta práctica pase a ser altruista y se realice, por obligación, a través de un familiar directo o una amiga muy cercana de los futuros padres.

Esta situación a pocos convence y a muchos les incomoda. Si se tiene en consideración la estructura del núcleo familiar indio, en el que conviven juntos padres, abuelos, hermanos y primos, la situación se puede complicar todavía más. Los expertos alertan que esto podría derivar en una apertura de un mercado negro que pondrá en peligro la vida y la seguridad de miles de mujeres indias que buscarán cualquier forma de conseguir ingresos para sus hogares.