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domingo, 29 de octubre de 2017

La mosca de la fruta y los Nobel de Medicina

Por DianaLeon

El más reciente Nobel de Medicina otorgado este mes fue para Michael Roshbash y sus colegas Michael Young y Jeffrey C. Hall, investigadores estadounidenses que recibieron el galardón por descubrir cuáles son los mecanismos moleculares que controlan el ritmo circadiano, mejor entendido como nuestro reloj biológico. Los científicos lo determinaron al lograr aislar un gen, conocido como gen del período, en una mosca de la fruta (Drosophila melanogaster). Si bien para los investigadores, esta fue la primera vez que recibieron la prestigiosa distinción, fue la quinta para la mosca. Pequeña, con alas elegantes y ojos inmensos de un rojo brillante, la mosca de la fruta se ha convertido en un perfecto modelo de investigación científica desde hace casi un siglo.

El primero de los Nobel que recibió este díptero le llegó en 1933 mediante la investigación del zoólogo estadounidense Thomas Hunt Morgan, que fue premiado por demostrar en la mosca de la fruta, que los cromosomas son los que portan los genes. El segundo galardón fue por el trabajo del biólogo y genetista Herman Muller, alumno de Morgan, que descubrió, en 1946, que los genes de esta especie podían mutar con la radiación. Otro Nobel lo obtuvo en 1958, cuando George Beadly y Edward Tatumobtuvieron el premio por descubrir que los genes actúan regulando determinados eventos químicos. El penúltimo premio fue en 1995, por el descubrimiento del papel de genes clave en el desarrollo del embrión de la propia drosophila, que juegan también un rol crucial en el desarrollo del embrión humano y fue hecho por Edward B. Lewis, ChristianeNusslein-Volhard y Eric F Wieschaus.

¿Qué es lo que hace a este insecto especial para las investigaciones? Y es que fue también, el primer animal en viajar al espacio en un cohete, en 1947. Como explica el profesor de comportamiento genético de la Universidad de Leicester, en Reino Unido, Charalambos P. Kyriacou, las moscas de la fruta o moscas del vinagre, son un modelo sencillo y barato para estudiar casi cualquier cosa, por eso la gente gana premios Nobel con ellas.

Añade que son buenas para casi todo, no solo para el campo de la genética, pues también lo son para la bioquímica, para estudiar comportamiento, e incluso para algo tan complicado como la agresión en mamíferos, el comportamiento de las moscassirve como un buen modelo de estudio.

Y es que sus características las hacen muy interesantes, por ejemplo, cerca del 60 por ciento de sus genes se encuentran de una forma similar en los seres humanos. El 75 por ciento de los genes que provocan enfermedades en los humanos también están presentes en la mosca de la fruta. Además, tienen solo 8 cromosomas (4 pares), por lo que su genoma es más fácil de mapear y entender.

En lo referido a términos prácticos también ofrecen muchas ventajas, pues son pequeñas, no llegando a superarlos 3 mm, aunque tampoco son tan pequeñas como para que no puedan verse sin un microscopio. También son baratas y fáciles de mantener en el laboratorio y se reproducen rápido, con lo cual es posible conseguir varias generaciones en un corto tiempo. En ese sentido, como señala Kyriacou, el tiempo de reproducción en condiciones cálidas, de unos 25ºC, es de alrededor de 10 días, mientras que los ratones tardan meses.

Así mismo, la dieta de las moscas es simple, pues se contentan con fuentes sencillas de carbohidratos y proteínas.

Aunque esto no quiere decir que los científicos pueden prescindir de los ratones en sus laboratorios, pues como señala el investigador de Leicester, puedes desarrollar tu modelo en una mosca de la fruta o en un gusano. Pero en investigaciones médicas, necesitas poner a prueba tu modelo posteriormente en ratones, hasta que finalmente se llega a las pruebas en humanos.