Enviar por email

tu nombre: email destino: mensaje:
Nombre de Usuario: Email: Contraseña: Confirmar Contraseña:
Entra con
Confirmando registro ...

Edita tu perfil:

Usuario:
País: Población: Provincia:
Género: Cumpleaños:
Email: Web:
Como te describes:
Contraseña: Nueva contraseña: Repite contraseña:

martes, 3 de octubre de 2017

Las causas de la ralentización en el mercado laboral

Por Jacky

De acuerdo con el Foro Económico Mundial, para el 2020 se habrán perdido 5 millones de empleos en el mundo debido a la sustitución de la mano de obra humana por la tecnológica. Los datos no son del todo concluyentes aún, y algunos economistas del trabajo señalan otras probables explicaciones para la caída del empleo. Aunque si confirman este último hecho, que se ha producido aproximadamente desde principios de siglo. En estos casos, relacionan la caída laboral con la crisis financiera global y otros efectos macroeconómicos. Y para complejizar más esta suma de factores, economistas del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, han incorporado otra variable: la de las llamadas compañías “superestrella”, un grupo de empresas, por lo general de base tecnológica, que dominan el panorama económico mundial.

Según lo predicho por el Foro Económico Mundial, para el 2020 se habrán perdido 5 millones de empleos en el mundo debido a la inteligencia artificial, los robots y otros factores vinculados a la sustitución de la mano de obra humana por la tecnológica.

Estos datos fueron obtenidos por investigadores de Oxford y Yale, quienes consultaron a más de 300 expertos, sobre la destrucción de empleo a causa de la creciente inteligencia de las máquinas, estos estiman que, en 120 años, los autómatas podrán hacer cualquier trabajo. Otros investigadores plantean que los nuevos modelos de negocio de la economía colaborativa, como los de Uber o las empresas de reparto a domicilio, son los causantes de la precarización y pérdida de empleos.

Sin embargo, los datos no son del todo concluyentes aún, y algunos economistas del trabajo señalan otras probables explicaciones para la caída del empleo. Aunque si confirman este último hecho, que se ha producido, aproximadamente, desde principios de siglo. En estos casos, relacionan la caída laboral con la crisis financiera global y otros efectos macroeconómicos.

Y para complejizar más esta suma de factores, economistas del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, han incorporado otra variable: la de las llamadas compañías “superestrella”, un grupo de empresas, por lo general de base tecnológica, que dominan el panorama económico mundial.

En ese sentido, el investigador del MIT John Michael Van Reenen, coautor del estudio en el que se recoge la anterior teoría, señala que siempre ha habido este tipo de compañías, pero el incremento en su número parece haber arrancado hace unos 30 años. La lista de ‘celebrities’ corporativas de los investigadores incluye tanto las experimentadas Google, Amazon, Facebook y Apple como las novatas Airbnb, Tesla y Uber.

Mientras unas presumen de haber construido un imperio, otras aún están asegurando sus cimientos. Sin embargo, todas poseen características en común: su rápido crecimiento, la presencia en varios sectores y un fuerte componente tecnológico. Este último aspecto ha sido muy influyente en el crecimiento de las mismas, unido a la globalización, el crecimiento de los mercados internacionales y las escasas leyes que regulan la competencia en Estados Unidos.

Además, la llegada de Internet ha hecho los precios más transparentes, lo que ha posibilitado a los consumidores identificar el vendedor con productos de mayor calidad o menores precios. A su vez, los productos tecnológicos como el ‘software’ poseen altos costes fijos de producción pero bajos costes marginales, un beneficio para las grandes empresas.

El especialista del MIT añade a los otros factores la característica de que en los sectores de alta tecnología digital hay efectos de red, lo que significa que si una compañía aumenta su presencia en el mercado, dispara su atractivo entre los consumidores, los cuales tienden a copiarse entre sí, es decir, todos acaban comprando lo mismo, en los mismos sitios.

La posición dominante de esas compañías, además de lo puramente tecnológico, viene dada por una mayor eficiencia en la logística, precios bajos o una regulación holgada. Sin embargo, el mayor problema es que son cada vez más, expandiéndose, desde finales del siglo pasado, a casi todos los sectores, tanto de las finanzas, el transporte o la vivienda. Relacionado con esto, el estudio planeta que detrás de los cambios sufrida por el mercado laboral, está el modelo de organización y de crecimiento de estas compañías, algo palpable especialmente desde el año 2000.

El estudio se centró en Estados Unidos, pero el problema se produce en muchos otros países, en general, la economía se ha ralentizado, pese al acelerado desarrollo tecnológico. Estos datos iniciales pudieran indicar que tal desaceleración no es responsabilidad de los robots, la automatización y la economía colaborativa, pero Van Reenen admite que estos sí tienen parte de responsabilidad. Explica que es muy probable que haya un cambio continuo de empleo a jornada completa por media jornada, colaboraciones, etc., pero la precariedad no necesariamente tiene que traducirse en una caída en el número de trabajadores, pues la tecnología destruye empleos, pero crea otros nuevos.

En lo respectivo a las compañías superestrella, su alta productividad, eficiencia y volumen de ingresos que superan el de otras firmas del mismo sector, hace que se posicionen como líderes en el mercado, impidiendo que empresas menores puedan competir con ellas o conseguir emularlas. Según los especialistas, esa brecha productiva se está haciendo más profunda, algo que podría ser parte de la causa de la ralentización.

En adición, otra tendencia preocupante es que, aunque lentamente, la economía ha seguido creciendo, algo que no pasa con los salarios, que no han aumentado al mismo ritmo. Como consecuencia de esto, en la mayoría de países occidentales, la porción de la renta nacional destinada a los sueldos de los trabajadores ha disminuido desde finales del siglo pasado. Para los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el porcentaje cayó un 3 por ciento entre 1990 y 2009.

Entre las causas de este fenómeno vuelven a estar las compañías superestrella, las cuales, pese a su alta productividad, invierten un bajo porcentaje de sus ingresos en salarios, aunque estos son altos, debido a su gran eficiencia o al aumento exponencial de los beneficios, mientras que el coste de la mano de obra se mantiene estable.