Las Vegas llora los 50 muertos del tiroteo
Una nueva tragedia sacude hasta los cimientos la sociedad de Estados Unidos. Los sucesos de los últimos meses han caldeado los ánimos es el llamado país de las libertades y las consecuencias se vislumbran catastróficas. En la noche del día 1 de octubre un tiroteo se cobró la vida de unas 50 personas y dejó un saldo de 200 heridos en la populosa ciudad de Las vegas, específicamente en el marco del festival de country Route 91. La policía confirmó que el atacante abrió fuego contra la multitud desde la planta 32 del hotel Mandalay Bay provocando que el terror se esparciera en los asistentes que provocaron grandes estampidas. El sospechoso fue abatido por las fuerzas de seguridad y ha sido identificado como Stephen Paddock, residente local, de unos 64 años de edad.
Este tiroteo es ya el más mortífero de la historia de los Estados Unidos. El segundo más grave tuvo lugar hace poco más de un año, en junio de 2016, cuando 49 personas fueron asesinadas en un club gay de Orlando.
Según narran los presentes era la tercera y última noche de un festival de música country, que se celebra desde hace unos cuatro años, delante del famoso hotel-casino Mandala Bay. El célebre Jason Aldean estaba en el escenario cuando se escuchó la primera ráfaga de disparos. A los pocos segundos se detuvo la música. Después los disparos continuaron y se desató el pánico entre los asistentes.
La policía cerró gran parte de Las Vegas Strip, la calle donde se ubican los principales hoteles-casinos, y solicitó a los transeúntes no transmitir en vivo o compartir en sus redes sociales la posición de los oficiales en el lugar. Los agentes todavía intentan localizar dos vehículos que creen que están asociados al tirador abatido, ambos con matrícula del estado de Nevada, uno de los más suaves en cuanto a la legislación sobre armas de Estados Unidos.
Por su parte, el aeropuerto informó que varios vuelos habían sido desviados o cancelados por el terrible incidente y la alcaldía de Las Vegas se hizo eco del dolor de los habitantes de la ciudad, epicentro importante de la cultura y el modo de vida puramente norteamericano.
Estados Unidos vuelve de esta manera a colocarse bajo el microscopio del mundo y el incómodo tema de la regulación del armamento se posiciona en el tope de las listas de debate entre los políticos. Las controvertidas medidas que se han legislado en el país respecto a las armas no han logrado convencer a nadie y este tipo de sucesos marca profundamente a una sociedad muy bien dividida entre los criterios de la necesidad de defensa y el peligro que representa el armamento no controlado para la vida y la seguridad ciudadana.
El sitio Gun Violence registra una funesta estadística de 272 tiroteos en lo que va de 2017, al que habría que sumar el de la pasada noche. Hace apenas una semana exacta, un hombre armado mató a una mujer e hirió a otras siete personas en una iglesia de la localidad de Nashville, sur de Estados Unidos.
La policía, que mandó equipos del escuadrón de élite SWAT a cubrir los alrededores del casino Mandala Bay, donde se produjo elincidente, confirmó que el sospechoso, que había disparado desde el piso 32 del hotel Mandala Bay, había sido eliminado aunque la policía admite no tener idea de cuál era su ideología. El sheriff confirmó también que se busca ahora a una mujer, compañera sentimental del tirador, identificada como Marilou Danley. La cifra de muertes puede aumentar en las próximas horas, pues además de aquellos que sufrieron impactos de bala hay varias personas que fueron pisoteadas mientras los asistentes intentaban huir.
