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lunes, 9 de octubre de 2017

Mariano Rajoy no entiende nada

Por MontseV

Mariano Rajoy hizo una comparecencia escueta ante los medios de comunicación para decir a los catalanes que participaron en la manifestación de Barcelona que “no estáis solos”. Parece que el presidente del Gobierno no se entera muy bien de qué va la cosa y no entiende que, independentistas o no, lo que une a la mayoría de catalanes – y españoles – es que no le quieren más como presidente. Analizamos las opciones que tiene ante la posible declaración de independencia que podría darse mañana.

1) Aplicar el 155. Muchos se lo piden, pero ¿se arriesgará a suspender la autonomía catalana? Es muy gordo, y desde la Generalitat estarán contentos porque podrán sumar un argumento más a la lista que tienen de razones para ser independientes. Las críticas de “estad opresor” serían las más suaves. Saldrían a los medios a decir que ha dado un golpe de estado desde el mismo estado, o algo así. Por ley puede aplicarlo, por el bien de país, mejor no.

2) Dialogar. Es lo más sensato, aunque llega un poco tarde porque no le querrán escuchar y las líneas rojas que el PP ha trazado son imborrables. Ambos bandos necesitarían tener un mediador persuasivo y que se preocupase por el bien del país.

3) Viajar al pasado y hablar sobre una reforma financiera. Pero como es imposible, queda descartado. Y si pudiese hacerlo, ¡quién sabe si lo haría!

4) Hacer oídos sordos. Lo que lleva haciendo con el tema catalán desde que le nombraron presidente. Si su actitud pudiese plasmarse en unas estadísticas, estas dirían que hay 99% de probabilidad de que siga haciéndose el sueco.

5) Dimitir. En un referéndum con la pregunta “¿quieres la dimisión de Rajoy?, el sí saldría ganador por goleada.

¡Cómo se nota que los líderes políticos se mueven según pueden repescar votos! Rajoy está indeciso: sabe que si aplica el 155 pierde a los votantes moderados de derecha que le piden diálogo con Cataluña, y si no lo aplica pierde a la derecha más extrema, por así decirlo, que pide mano dura contra los “golpistas” de la Generalitat.

Por su parte, Albert Ribera parece dar un paso a la derecha para abarcar al sector descontento con la pasividad de Rajoy. Es por ello que pide, alto y claro, la aplicación del 155. Su actitud podría gustar a los que quieren a España “una grande y libre”, pero en Cataluña se podrían tomar muy mal su rechazo al diálogo. Cuidado, porque Arrimadas podría perder parte de sus votantes si se aplica el 155 y hay nuevas elecciones.

Luego está Pedro Sánchez y la postura oficial de su partido. El PSOE se ha posicionado con la Constitución a la que quería reformar para negarse ante un referéndum que, por ideario político, el PSC quizá habría aceptado de no ser por Ferraz. Los socialistas catalanes van al son de Madrid, y desde la capital temen apoyar un referéndum secesionista porque perderían un buen puñado de votantes a nivel estatal.

Por su parte, los de Podemos se colocan entre el Estado y Cataluña: piden referéndum pactado y diálogo. Así no descontentan ni a sus votantes catalanes ni a los que se encuentran esparcido por el resto de la península.

Finalmente, los partidos independentistas, por supuesto, están a muerte con la desobediencia y la separación de Cataluña del resto de la nación. Poco se les puede ofrecer para que decidan quedarse y formar parte de un nuevo proyecto de país porque el Gobierno les ha enfadado tanto con su actitud que han hecho ya las maletas y se van alejando hacia la puerta. Ya no es un tema solo económico, sino también sentimental y de orgullo, y esto el dinero no lo arregla.