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lunes, 23 de octubre de 2017

Neruda, la verdad sobre su muerte

Por Jesús

“Mientras vivió, Pablo Neruda fue una figura muy significativa, trascendental, un líder potencial para liderar la oposición, que se forjaría desde el exterior, contra la dictadura de Augusto Pinochet. Neruda, incluso, estaba dispuesto a hacerlo, pero Pinochet no lo permitió”. Con estas palabras, Manuel Araya, quien fuera su chofer y su ayudante personal, describió al relevante poeta chileno, mientras un panel conformado por peritos de esas y otras naciones, concluye la elaboración de un informe pericial integrado, que revelará el verdadero motivo de la muerte del autor de obras trascendentales para la literatura del siglo XX, entre ellas Veinte poemas de amor y una canción desesperada.

Manuel Araya, dice, jamás se sintió convencido con la explicación de que Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto (verdadero nombre del poeta) había fallecido a causa de un cáncer en la próstata, el 23 de septiembre de 1973, cuando apenas habían transcurrido once días después del golpe militar contra Salvador Allende, y a solamente 72 horas de la salida de un avión que debía transportarlo hacia México, pues Neruda había obtenido un salvoconducto para abandonar su país natal. Neruda, sin embargo, se hallaba recibiendo ayuda médica por dicha enfermedad, aunque, al decir de Araya, en ningún caso ésta lo había hecho padecer un cuadro de mayor gravedad, excepto aquella vez que fue ingresado en la Clínica de Santa María, y que fue la última vez que se vieron.

Según dice, Araya ha permanecido desde el pasado lunes al pie del llamado Grupo Estocolmo, un conjunto de más de quince expertos locales que, junto a otros procedentes de Canadá, Dinamarca, Estados Unidos y España, se encuentran reunidos desde esa fecha en el Hotel Plaza San Franisco, de Santiago de Chile, para investigar exhaustivamente los restos del poeta. La prensa también permanece al tanto. Y millones de personas en el mundo.

Y es que el Grupo Estocolmo dará a conocer este viernes los resultados del peritaje, a través de un profundo informe que, se supone, pruebe que Neruda fue asesinado. Al respecto, el exayudante del poeta ha dicho, solamente, que “está todo perfecto”. Y que, aunque no es posible adelantar nada, todo ha salido según se esperaba. Por su parte, el panel de peritaje no cuenta con facultades directas en jurisprudencia. Por ello, el Grupo se limitará a mostrar sus conclusiones al juez Mario Carroza, quien ordenara en el año 2013 la exhumación de los restos mortales del Premio Nobel de Literatura, y quien se encuentra en Chile en calidad de visita especial. En ese sentido, el diario chileno El Mostrador, explica que en el año 2013 también se realizaron investigaciones similares, las cuales afirmaron que no era posible demostrar la presencia de algún veneno en el cuerpo, puesto que había pasado demasiado tiempo. Por ello, el juez Carroza, decidió ampliar las investigaciones, por lo que autorizó a una nueva exhumación, donde fue señalada la presencia de la bacteria estafilococo dorado en el cadáver.

Los expertos a cargo del caso, empezaron a trabajar en él después de que el Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior remitiera un extenso informe a Carroza, en el año 2015, donde se advertía acerca de la existencia de versiones discordantes respecto a la muerte de Neruda, así como también de una posible interposición de terceros, por motivos políticas, puesto que el presidente Salvador Allende había nombrado al destacado poeta como representante diplomático de Chile en París, y puesto a que, en el momento del golpe de Estado, Neruda era miembro del Comité Central del Partido Comunista de su país.

Por otra parte, Eduardo Contreras, abogado litigante en la causa, confirma que está convencido de que el autor de Confieso que he vivido fue exterminado por agentes de la dictadura de Augusto Pinochet, por temor a que liderara la resistencia contra este. Mientras tanto, varios medios de prensa han explicado que los científicos del Grupo Estocolmo, han analizado esta vez una muela, un fragmento de la tibia y otro del fémur de Pablo Neruda. “Hemos estado frente a los cadáveres de incontables víctimas, pero ninguna con semblante. Este es, sin embargo, un caso con rostro y nombre célebres, cuyas obras mi esposa y yo hemos leído cientos de veces”, expresó el doctor Hendrik Poinar, quien está al frente de un importante laboratorio en Canadá.