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lunes, 23 de octubre de 2017

Reducir la obesidad depende de una proteína

Por Diana M.

Los obesos tienen una nueva esperanza que les permitiría regular su peso. Y es que luego de años de estudio, recientemente investigadoras del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) en Madrid, España, descubrieron una proteína que podría constituir un potencial objetivo terapéutico para reducir la obesidad en un futuro próximo.

La clave del éxito es la proteína MKK6. Según los resultados del estudio, este componente presente en el cuerpo humano, es el responsable de controlar la transformación de la grasa blanca, la acumuladora de lípidos, en grasa marrón, o aquella que quema los lípidos en aras de mantener nuestra temperatura corporal. Con esta simple ecuación en la que interviene la MKK6 se podría reducir la obesidad en el individuo.

Para llegar a tales conclusiones, se analizaron muestras de grasa de pacientes obesos, en las que el equipo de expertos descubrió la proteína en cuestión. Según los análisis, en las personas con gran masa corporal, la MKK6 está presente en mayores cantidades que en una persona delgada o de peso normal.

El estudio fue publicado en la Revista Nature Communications y se realizó en colaboración con científicos del Centro de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (CiMUS), de la Universidad de Extremadura y del Hospital Universitario de Salamanca.

Hoy en el mundo, cerca de 2.200 millones de personas sufren sobrepeso u obesidad, según Guadalupe Sabio, coordinadora del CNIC. Es tal flagelo, el que le inspiró a ella y su equipo, según destacó a la ABC: “Necesitamos saber es si la inhibición de esta proteína podría tener efectos secundarios otros órganos por ejemplo el corazón y el hígado. Además necesitamos encontrar un inhibidor específico”.

La grasa corporal es esencial para mantener el equilibrio energético y ayudar a regular la temperatura del cuerpo. Existen varios tipos de grasa, diferentes. Un tejido adiposo blanco que almacena calorías extra, y el tejido marrón o pardo, una grasa ‘buena’ que quema energía. En el caso de la grasa parda, esta puede activarse por el frío generando calor en lugar de almacenar grasa”, según explica Sabio. Por su parte, llama la atención que la grasa blanca normal “puede llegar a transformarse en parda y aumentar así la temperatura corporal”. Este descubrimiento puede transformar el universo médico-farmacéutico que combatiría el flagelo.