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lunes, 30 de octubre de 2017

Siria rechaza el informe de la ONU sobre el ataque con gas sarín

Por Yamy

La Organización de Naciones Unidas, ONU, acusó al gobierno sirio de haber atacado con gas sarín la ciudad de Jan Sheijun, en el pasado mes de abril, donde dejó un saldo de más de 80 personas muertas, todas ellas, civiles. El panel conjunto de la ONU y la Organización para la Prohibición de Armas Químicas, OPCW, ha indicado que está seguro de que la República Árabe de Siria es responsable del hecho, sin embargo Damasco siempre lo ha desmentido y ha manifestado que se “falsifica la verdad”.

Los expertos en el caso pudieron determinar que el escenario más probable es que el gas venenoso fue resultado de una bomba lanzada el 4 de abril de 2017 desde un avión sobre Jan Sheijun, en la provincia siria de Idlib. Según la ONU en el siniestro murieron al menos 83 personas, mientras que el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, OSDH, afirma que fueron 87, incluidos 30 niños.

Países como Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña acusaron al gobierno de Bashar al Asad del ataque, pero Damasco siempre rechazó el informe. Hace muy poco el gobierno de ese país árabe alegó a través de un comunicado que ese y otro reporte anterior han falsificado la verdad y deformado las informaciones exactas sobre lo que ocurrió en el suceso de la ciudad de Jan Sheijun. Además, afirmaron que están siguiendo instrucciones de la administración de Estados Unidos, así como de otros países occidentales con el objetivo de ejercer más presión política sobre Damasco.

Sin embargo, en todo el mundo circularon imágenes de los habitantes de Jan Sheijun agonizando tras el ataque, niños entre ellos. Tales argumentos provocaron que el gobierno estadounidense de Donald Trump atacara la base aérea desde donde, según las potencias occidentales, se había perpetrado la ofensiva en el mes de abril de este año.

Por su parte Damasco recibió el apoyo solidario de Rusia, su gran aliado y nación que expresó que estima que el gas tóxico provenía de la explosión de una bomba que fue desactivada en tierra. Después del suceso el ministro adjunto de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Riabkov, denunció la existencia de diversas contradicciones e incoherencias lógicas, así como el uso de testimonios dudosos y de pruebas no confirmadas.

Como es de esperar, la postura de Rusia ha crispado más aún su relación con Estados Unidos. El Departamento de Estado de ese país ha expresado recientemente que el gobierno de Vladimir Putin ha demostrado una vez más que en su intención de proteger a su aliado, el “régimen” de Bashar al-Ásad, se ha negado a detener el uso de armas químicas; asimismo hizo un llamado a la comunidad internacional para responder ante el desdén de Siria en defensa de las normas y los estándares establecidos a nivel internacional. También la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, estimó que el Consejo de Seguridad no debería tolerar el uso de armas químicas de ningún tipo, y que por tanto debe apoyar a los investigadores independientes. Y del mismo modo el embajador británico, Matthew Rycroft, y la ONG Human Rights Watch, HRW, pidieron sanciones a Siria.

De cualquier modo, el reciente informe de la ONU aumentará la presión que existe sobre el gobierno de Siria. Desde que comenzaron los conflictos en ese país, en el año 2011, más de 330 000 personas han muerto, y millones se han visto obligados a desplazarse o refugiarse.