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domingo, 8 de octubre de 2017

Temores y preocupaciones de una madre primeriza

Por Janet Rios

Entre los miedos más frecuentes de una mamá primeriza se encuentra que su bebé sufra coceduras. Estas aparecen «cuando se pierde el equilibrio de la piel, es decir, cuando se rompe la barrera mecánica que protege a la epidermis y, en consecuencia, provoca una inflamación», explica Pérez Basave. Por eso debes tener especial cuidado y evitar estas lesiones. Si la molestia ya está presente, es necesario aplicar alguna crema o ungüento que alivie las zona. Tu pediatra podrá recomendarte cremas a base de dexpantenol, que acelera la cicatrización, o pomadas antimicóticas a base de miconazol, clotrimazol y ketaconazol, que son para combatir infecciones por hongos. Si el daño es severo, puedes utilizar un corticoesteroide», afirma el pediatra.

La causa principal de este problema es que la piel se exponga a la humedad de forma prolongada y progresiva», señala Pérez Basave. Otros factores que contribuyen a su aparición son: Ambiente encerrado y escasa ventilación, que aumenta la temperatura y la humedad, así como la reproducción de microorganismos. Generalmente los pañales se colocan ajustados, lo que provoca que entre poco aire al área lo cual, a su vez, hace que la piel del bebé se caliente y se humedezca más, con un pH más alto que el de cualquier otra parte del cuerpo.

La humedad excesiva en la piel hace más fácil que agentes irritantes la penetren. Contacto prolongado de la piel con el sudor, la orina, las heces o todas juntas. Falta de higiene adecuada durante el baño o el cambio de pañal. Algún tipo de hongo o bacteria que se establece en la piel del bebé. La fricción puede debilitar la barrera protectora de la piel. La piel húmeda es más propensa a la fricción que la piel seca, lo que hace que el área del pañal esté vulnerable ante este problema.

«Las zonas más delicadas, como la región genital, propensas a estar húmedas, al igual que las zona se forman pliegues. Desafortunadamente, las rozaduras se expone en mayor frecuencia en las niñas por su condición de genitales. Debes estar atenta a: Rubor o enrojecimiento sobre una zona pequeña o grande en contacto con la piel. Erupción inflamada y seca (pápulas). Erupción inflamada supurante (pústulas). Resequedad o descamación de la piel. Edema o hinchazón. Las zonas afectadas podrían sentirse calientes al tacto.

La piel del bebé, sobre todo en las primeras semanas de vida, es muy vulnerable. A esta edad el manto lipídico (el que protege la epidermis) está terminando de desarrollarse y posee menor capacidad de protección por su tipo de pH. Esta poca capacidad de defensa hace que la piel del recién nacido merezca una atención especial, argumentan los especialista.

Prácticamente todos los recién nacidos, lactantes y bebés de hasta dos años sufren de esto. Es un problema molesto, pero fácil de aliviar. No es menos cierto que el uso de los pamper desechables es considerado una ventaja en la tarea de higienizar a nuestros pequeños, pero si no tomamos precauciones podemos dañarles sus delicada piel.

Los consejos de la abuela en muchas ocasiones nos desagradan porque recurren al método antiguo que genera mucho más trabajo, pero si alternamos lo tradicional con lo actual y acudimos a las cremas correctas tendremos buenos resultados y lo más fundamental nuestro bebe no sufrirá de las tan molestas quemaduras o coceduras.

Otra forma es tener el cuenta la higiene de las partes intimas según el sexo del bebe. En las niñas los labios vaginales no deben frotarse. Después de haberlos limpiado con suavidad continúa el aseo por su colita y la parte posterior de los muslos. Pasa la esponja o la toallita húmeda por el abdomen y los muslos, insistiendo principal mente en los pliegues. Limpia los genitales con firmeza pero sin presionar en exceso, y siempre recuerda hacerlo de delante hacia atrás para que no entren gérmenes del ano en la vagina.

Usa una toalla suave para secar la piel dando toquecitos ligeros y sin restregar con fuerza. Comprueba que los pliegues estén bien secos. Para secar la colita no es preciso darla vuelta. Basta con levantar a la niña un momento, sujetándola de los tobillos. Su pañal debe adaptarse a su guatita, sin apretar demasiado. Tampoco es recomendable dejarlo muy holgado.

Extiende una fina capa de crema protectora en la superficie corporal que cubre el pañal. Al aplicar la crema es importante que la limites a los labios externos, los pliegues y los lrededores del ano. Hay que hacerlo suavemente y con cuidado, evitando que entre en la vagina. Las mejores opciones son las que contienen vitamina A, por su efecto cicatrizante, y óxido de zinc, un estupendo antiséptico.

En el caso de los varoncitos Quita las heces suavemente con una esponja o toallita. Ten en cuenta que los niños suelen orinar al quitarles el pañal, para evitar que se ensucie cubre su pene con una toalla pequeña. En los varones la orina se esparce mucho. Además de los genitales y el ano, hay que limpiar la guatita, los muslos y las colita. Hay que lavarle bien por detrás. Toma al bebé por los tobillos y eleva sus nalgas. Repasa toda la superficie de los testículos y del pene.

Abre el pañal y pásalo por debajo de la colita del bebé. Para ello, levántalo un momento, tomándolo de los pies. Recoloca el pañal si es necesario. La parte superior de este tiene que quedar a la altura de la cintura del niño. Levanta la parte delantera del pañal, despega sus tiras adhesivas y pégalas procurando que estén centradas. Si se tienen en cuenta todas estas acciones podremos evitar muchas de las molestias que tanto tememos que sufra nuestro pequeño retoño.