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sábado, 11 de noviembre de 2017

Astros de Houston, medio siglo de sufrimiento

Por Aliet Arzola

Ha pasado ya más de medio siglo desde que los Astros de Houston debutaron en las Ligas Mayores de Béisbol de Estados Unidos (MLB por sus siglas en inglés), sin embargo, todo ese tiempo no ha alcanzado para que la franquicia exhiba, al menos, un título de Serie Mundial, muestra del calvario que han vivido los fanáticos del conjunto.

Instalados durante un par de años en el Colt Stadium (1962-1964) y luego en el mítico Astrodomome, el conjunto de Houston pasó la mayor parte del siglo XX entre tragos amargos y decepciones, salvo esporádicas apariciones en la postemporada en los años ochenta y finales de los 90. Ninguna de esas corridas significó un salto sustancial del conjunto hasta la discusión del cetro beisbolero en Estados Unidos, oportunidad que les fue esquiva hasta el 2005. En esa campaña, cuando ya jugaban en el Minute Maid Park, el plantel se instaló en la Serie Mundial gracias a una remontada espectacular luego de un inicio de temporada nefasto, el cual provocó que todos los especialistas los eliminaran de cualquier pronóstico.

Los Astros llegaron a tener balance de 15-30 a finales de mayo, pero después eslabonaron una racha triunfal de 42 éxitos en 60 salidas al diamante, suficiente para remontar posiciones y ubicarse a las puertas del puesto de comodín de la Liga Nacional, por aquel entonces reservado para un solo plantel. Los brazos experimentados de Roy Oswalt, Andy Pettite y Roger Clemens catapultó a Houston directo al duelo divisional contra los Bravos de Atlanta, la cual liquidaron 3-1, y después, en la Serie de Campeonato, se desquitaron de los Cardenales de San Luis, que los habían eliminado un año antes a las puertas de la Serie Mundial. En esta oportunidad se cumplió el sueño y se metieron en la primera final de MLB de su historia, aunque el capítulo fue bastante corto y tortuoso, con cuatro derrotas en fila ante las Medias Blancas de Chicago, lideradas por el mentor Ozzie Guillén y los lanzadores cubanos José Ariel Contreras y Orlando el Duque Hernández.

Pero desde entonces siguieron las calamidades, con temporadas de 100 derrotas y un lento proceso de reconstrucción que solo evocó una y otra vez a los fantasmas del siglo XX, cuando los dioses del béisbol no le dieron a los texanos oportunidad de festejar. Ese lastre lo han cargado por más de 50 años, un tiempo de espera demasiado largo y tortuoso, sobre todo porque otras franquicias surgidas a finales de los 90 consiguieron titularse y los Astros, golpeados, ni siquiera se acercaban a la cúspide. Pero no hay mal que dure cien años, como demostraron las Medias Rojas de Boston, las Medias Blancas de Chicago y los Chicago Cubs, quienes, en la última década, han enterrado maldiciones centenarias. Para los Astros, de un momento a otro, llegará la oportunidad.